¡CUAN DULCE ES TU PALABRA!
¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca. Salmos 119: 103 (RVR 1960) Es agradable y tranquilo cuando nosotros saboreamos el dulce, por ello nosotros debemos ser como el dulce, que es “grato, gustoso y apacible” (RAE); ser dulces en nuestra manera de pensar, hablar y vivir. Desde el momento que recibimos a Jesucristo en nuestro corazón, teniendo nuestro encuentro personal con El, oyendo su voz, recibimos verdadera tranquilidad, ese gusto que nos ofrece el dulce. Fue el dulce amor de Dios el que saboreo todo nuestro ser y fue mucho más que la miel a nuestra boca. Nosotros debemos preservar ese dulce que recibimos desde el momento en que conocimos a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador, pero ese dulce solo podremos preservarlo con la Palabra de Dios, oyendo la voz de Dios, solo así seremos llenos de dulzura y viviremos gustosamente y tranquilamente llenos de Amor. DULCE AMOR “Y andad en amor, como también Cristo nos am...