DESEOS QUE MORIRÁN ÚNICAMENTE EN EL DESEO EN JESUCRISTO
Es importante, como se ha dicho, reconocer nuestra
debilidad hacia el pecado para de manera sensata huir del mismo cuando se nos
presenta de manera atractiva, pero tambien debemos considerarnos muertos al
pecado, es decir reconocer que el pecado ya no nos domina, que nuestra
verdadera satisfacción y gozo es Jesucristo, que no somos esclavos del pecado, no
somos lo que éramos, sino que en Jesucristo somos nuevas criaturas, somos más
que vencedores. Es entonces en interiorizar con gozo nuestra nueva identidad en
Jesucristo que enfrentaremos victoriosamente toda prueba y tentación, y en
ocupar nuestra mente en las cosas del Espíritu que tendremos la paz que disipa
todos estos vanos deseos (Rom. 8:6).
Vivir en un camino de victoria, sin caídas constantes,
de gozo y paz, debe ser nuestro anhelo diario, pero antes que eso, debemos
refugiarnos en Jesucristo, el único que puede darnos gozo verdadero, este debe
ser nuestro vivir continuamente. No siempre hemos vivido asi, en continuo gozo,
porque muchas veces se nos olvida nuestra identidad en Jesucristo y caemos en
el pecado, por lo que continuamente debemos refugiarnos en el Señor,
reconociendo que Él está con nosotros. Cuando pequemos, no nos dejemos
arrastrar por el pecado, sino corramos inmediatamente a los pies de Jesucristo
y arrepintámonos de nuestra maldad, creamos en Él, en Jesucristo, humillémonos
ante nuestro Señor, confesando nuestros pecados, y creamos en Su perdón, porque
la Biblia claramente dice:
“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y
justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” 1 Juan
1: 9 (RVR 1960)
Estos deseos insaciables que solo quieren destruir
nuestra alma, porque son pecaminosos, son los enemigos de nuestra batalla
diaria que no debemos obedecer, sino negarnos completamente a ellos todos los
dias, destruirlos de manera clara, intencional, ofensiva, no como derrotados
sino como más que vencedores en Jesucristo, porque aunque no cesaran de
atacarnos en esta vida, sino hasta que muramos, debemos considerarlos como adversarios
que ya han sido derrotados, porque en Jesucristo es asi y debe permanecer asi
nuestra convicción, para lo cual tambien debemos hacer resoluciones firmes en
nuestra alma, como guardar nuestros
ojos, oídos, manos y bocas del pecado, alejándonos por completo de este pobre,
infeliz, desgraciado, muerto y derrotado pecado o cualquier otra cosa que nos
quiera distraer del deleite en Jesucristo.
“…No os entristezcáis, porque la alegría del Señor es
vuestra fortaleza.” Nehemías 8: 10 (LBLA)
Comentarios
Publicar un comentario