LA LIBERTAD CRISTIANA
“Uno juzga que un día es superior a otro, otro juzga iguales todos los días. Cada cual esté plenamente convencido según su propio sentir. El que guarda cierto día, para el Señor lo guarda. El que come, para el Señor come, pues da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor se abstiene, y da gracias a Dios.” Rom. 14: 5-6 (NBLA)
El
creyente judío débil se preocupaba por seguir guardando los dias sagradas, de
fiestas, se sentía en la obligación de seguir observando el día de reposo (Gal.
4: 9-10), lo cual era comprensible en ese contexto, porque muchos de ellos eran
judíos que toda la vida habían vivido bajo aquella antigua ley que les obligaba
a guardar el día de reposo y de las fiestas, pero seguir pensando de esta
manera después de conocer el evangelio de la Gracia era vivir en un menosprecio
de la libertad de Jesucristo. No es correcto que alguien imponga a los
cristianos guardar el día de reposo, como ocurría en el Antiguo Testamento, los
cristianos no estamos obligados a guardarlo como enseña claramente Colosenses
2: 16.
Los
creyentes maduros no juzgan de manera diferente los dias, sino todos los dias lo
distinguen de la misma manera, pero eso no debe llevarlos a juzgar a otro por
no hacerlo de esta manera, muy probablemente estará en un proceso de comprender
su libertad en Cristo, por lo tanto ni el uno ni el otro deben juzgarse entre
si, sino que deben someter su conciencia en agradar a Dios, aun en lo que come,
hacerlo con una conciencia limpia, porque no le es prohibido comer carne de
cerdo, ni morzilla, pero sea prudente, no coma para provocar a otros, no lo
haga de manera descontrolada, sino con un corazon humilde que dispone su
conducta para el Señor en accion de gracias.
La
carne de cerdo, como de otros animales que se llamaban inmundos eran alimentos
prohibidos en el Antiguo Pacto (Deut. 14: 8—29), pero Jesucristo después de sellar
el nuevo pacto con su sangre, le dijo a Pedro: “Lo que Dios ha limpiado, no lo
llames tú impuro” (Hch. 10: 15). Dios ya había limpiado lo que era considerado
sucio, como nosotros, por su sangre, esta antigua tradición quería enseñarnos
de manera ilustrativa la obra de limpieza del Señor en nuestros corazones pecadores
que son comparados a los cerdos. En cuanto al día de reposo, este debía ser
observado continuamente, no podía ser profanado (Ex. 31: 14-15), como señal de
aquel día de reposo que disfrutarían quienes entrarían en él. El día de reposo
es toda la vida del cristiano, gracias a la obra de Redención de Jesucristo el
cristiano se encuentra en el día de reposo, porque el Señor es su reposo seguro
(Heb. 4: 10-11). Lo anterior no es un llamado a no congregarnos, porque la
Iglesia ha entendido que debe congregarse e históricamente lo ha hecho los dias
domingos (Hch. 20:7, 1 Cor. 16: 2), porque el domingo, el primer día de la
semana, fue el día en que Jesucristo resucitó (Lc. 24: 1-7). No debe ser para
el cristiano una carga reunirse, como una obligación legalista, sino debe ser
un día de descanso que disfrute de escuchar la Palabra y de reunirse con los
hermanos, por lo tanto la aplicación del pasaje es vivir en la libertad con la
que Jesucristo nos hizo libres, disfrutando plenamente de su Gracia, haciendo
todo en accion de gracias como para Él y no para los hombres, por lo tanto
procurando obedecer fielmente sus mandamientos por amor y no por imposición,
por libertad y no como una carga pesada.
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