Inmerecida Gracia y merecida Justicia de Dios
Estamos
en un mundo maldito y condenado por la Justicia de Dios. Nadie merece la Misericordia
de Dios, solo merecemos la Justicia de Dios debido a nuestro pecado, por lo que
si Dios quiere tener Misericordia de alguien, puede hacerlo, es Soberano.
“No
me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto
para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo
que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.” Juan 15: 16 (RVR 1960)
No
puede haber una persona que diga merecer la Gracia de Dios, porque nadie la
merece, pero si merecemos ser castigados, todos, eternamente en el infierno.
Aun asi tampoco se cree que el Señor rechace al que viene a Él, como dice Juan
6: 37: “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le
echo fuera.”
Una
persona que va a Dios pidiendo su Misericordia, teniendo un corazón contrito y humillado,
dirigido en la fe en Jesucristo, ha sido regenerada, porque ha sido elegida por
Dios, no que haya elegido a Dios, sino que Dios la escogió, es asi que
entendemos que la Salvación es completamente de Dios, nada hizo el hombre para obtenerla
sino Dios por Su gran Misericordia, soberanamente nos escogió, no por algo que hubiéramos
hechos sino porque asi quiso, es de esta manera que debemos estar con un corazón
agradecido con Dios porque nos ha dado todo lo contrario a lo que merecíamos.
Como
escogidos por Soberanía de Dios merecíamos condenación eterna, pero la Gracia
de Dios nos dio vida eterna. merecíamos el fuego que nunca se apaga y la
lombriz que nunca muere haciéndonos sufrir eternamente como el castigo
merecido, pero Dios en su Misericordia nos ha dado un lugar en el hogar de
Dios. ¿Acaso no es razón suficiente lo anterior para vivir una vida digna de Su
llamamiento? Lo anterior debería motivarnos a vivir en una continua gratitud a
Dios, obedeciendo por amor cada uno de sus mandamientos, compartiendo el
mensaje del evangelio a todas las personas con un corazón humilde y humillado
ante Dios.
Comentarios
Publicar un comentario