El inmerecido Ministerio de la Reconciliación
¿Merecemos algo? Si y no es un hermoso lugar, lleno de lujos y placeres, sino uno oscuro y tormentoso. Merecemos el más grande castigo porque hemos pecado con el Más Grande Ser, no hemos pecado contra un simple mortal, ni un simple ser celestial, sino contra el Creador de todo el Universo.
¿Sería Dios injusto si nos mandara a un castigo eterno?
De ninguna manera, porque es Justo y Soberano, de tal manera que ha determinado
conforme a su Ley la muerte para el que desobedece su Ley y todos hemos pecado,
desobedeciendo su Palabra. No habría injusticia en El si todos perecemos en las
eternidades de las llamas infernales, porque es Soberano y juzga conforme a determinado,
pero en Su Gracia ha justificado a quienes ha querido por medio de la fe.
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura
es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto
proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el
ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando
consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos
encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.” 2 Corintios 5: 17-19 (RVR
1960)
El ministerio inmerecido de la reconciliación es el que
anuncia a todo hombre arrepentimiento y fe en Jesucristo, porque solo un corazón
contrito y humillado será aceptado ante el Señor como sacrificio de olor
fragante para El, es asi que cuando un pecador se arrepiente hay fiesta en los
cielos. No sé por qué muchos se han dejado llevar por un evangelio
individualista, en donde creen que el Señor solo los salvó a ellos y que deben cuidar
su salvación apartándose del mundo para vivir como ermitaños, pero hemos sido
llamados al inmerecido Ministerio de la Reconciliación en el que debemos llamar
a todas las personas al arrepentimiento y fe en Jesucristo, para que se reconcilien
con Dios.
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