EN ESTO CONOCERÁN EL EVANGELIO

El amor debe ser como la cedula de identificación del discípulo de Jesucristo, un amor verdadero que es genuino y no uno fingido que pretende estar bien con todos aunque esto implique negociar sus principios, porque el amor verdadero procede de Dios y todo lo que viene de Dios es bueno y está en contra de lo malo.

 

“En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.” Juan 13: 35 (RVR 1960)

 

El amor de Dios en la vida de una persona se hace evidente en la koinonia, es decir en la comunión entre creyentes. Por lo anterior no se puede conocer un discípulo de Jesucristo fuera de la comunión cristiana y no puede haber comunión cristiana sin el amor de Jesucristo.

 

El amor de Jesucristo es inmerecido para toda la humanidad, es transformador y eterno, perdura para siempre, es bueno y es verdadero, no hay un amor que se pueda asemejar al amor de Jesucristo, ni siquiera uno que se le acerque, aun el ser creado más grande y lleno de amor que pudiera existir no tiene la capacidad de dar un amor tan grande como el amor de Dios ni siquiera se le acerca. Su amor nos habla de reconciliación pero también de juicio, porque el amor sin justicia no sería amor sino confusión.

 

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