MI AYUDA Y MI LIBERTADOR ERES TÚ
“Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan,
Y digan siempre los
que aman tu salvación:
Jehová sea
enaltecido.
Aunque afligido yo y
necesitado,
Jehová pensará en mí.
Mi ayuda y mi
libertador eres tú;
Dios mío, no te
tardes.”
Salmo 40: 16-17 (RVR 1960)
La
tristeza, depresión, cansancio y agotamiento que se puede tener en este mundo
es pasajero, fútil, engañoso y perturbador, es una cosa diminuta que no tiene
ni forma clara, ni vale la pena reflexionarla, cuando lo vemos al lado de
nuestro Señor y Dios Todopoderoso, Trino, es decir tres personas (El Padre, El
Hijo y el Espíritu Santo) pero un solo Señor y un Solo Dios. Nuestro Señor, nuestro
Dios es mucho más grande que nuestros dolores, es el más grande deleite, el
gozo verdadero de nuestra salvación. El abatido mira a Dios, el Dios único y
verdadero, y encuentra gozo, es que cuando el justo muera estará en un lugar en
el que “Él enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá
más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado.” (Ap. 21:
4).
La
tristeza debe llevarnos, no a la depresión, no a la autocompasión, ni tampoco a
la agonía sino que el desconsolado, afligido, deprimido y que se encuentra en
tristeza, mire a Jesucristo en quien tendrá gozo y descanso verdadero para el
alma a pesar de los tiempos y momentos. El único que te puede ayudar en medio
de la aflicción es Jesucristo, porque en Jesucristo, las aflicciones y los
sufrimientos no parecen nada, se desvanecen y hasta terminan siendo otra causa más
de gozo en el Señor, porque los que buscan al Señor y aman su Salvación solo
encontraran gozo y alegría en su amado Dios.
“Y
sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto
es, para los que son llamados conforme a su propósito.” Romanos 8: 28 (LBLA)
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