ÚNICAMENTE POR MEDIO DE JESUCRISTO

 

La llamada semana santa celebrada comúnmente la primera semana de Abril tiende a ser un recordatorio de la vida de Jesucristo, principalmente en su entrada a Jerusalén, su última cena y su propósito principal sobre la tierra que fue su muerte, sepultura y resurrección. Pero más que un recordatorio, esta semana como cualquier otra del año, es una oportunidad de Dios para el hombre pecador de su salvación.


SU ENTRADA A JERUSALÉN


Jesucristo entró a Jerusalén, pocos días antes de su muerte, en un asnillo, algunos le glorificaron, mientras otros, la gran mayoría, fueron religiosos e hipócritas que en unos pocos días serían parte de quienes dirían ¡crucifíquenlo!

“Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella, diciendo: ¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos.” Lucas 19: 41-42

La religiosidad no era el plan de Dios para la humanidad, nunca fue su propósito que el ser humano se enalteciera por sus vanas obras sino que glorificara a Dios, pero el mundo en su ceguedad no sigue a Dios sino prefiere ir tras su propio humanismo, por lo que en medio de la multitud que aparentaba honrarle,

“Jesús clamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió; y el que me ve, ve al que me envió. Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas. Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero.” Juan 12: 44-48


SU ÚLTIMA CENA

En los evangelios se nos enseña que después de reprender a los que estaban mercadeando en el templo, lavar los pies de sus discípulos, enseñar su mandamiento de amor, el Señor comparte con sus discípulos la cena, una cena que anunciaba al Cordero de la Pascua, el Cordero de Dios que venía a salvar a todo aquel que le recibiere por medio de la fe. En medio de la cena Jesucristo dijo:

“Y habiendo tomado la copa, dio gracias, y dijo: Tomad esto, y repartidlo entre vosotros; porque os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta que el reino de Dios venga. Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama.” Lucas 22: 17-20


SU MUERTE, SEPULTURA Y RESURRECCIÓN

Después de orar en Getsemaní y su arresto, Jesucristo fue sentenciado a muerte sin ninguna causa por los religiosos de la época y gobernadores romanos quienes lo crucificaron. En su muerte pagó el precio de nuestro pecado y aunque estuvo sepultado al tercer día resucitó, venciendo a la muerte.

“Pero el ángel dijo a las mujeres: «No temáis vosotras, porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor. E id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos y va delante de vosotros a Galilea; allí lo veréis. Ya os lo he dicho.»”
Mateo 28: 5-7

“Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras” 1 Corintios 15: 3-4

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” Juan 3: 16

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