OBRAS MUERTAS

Los religiosos se creen buenos y por lo tanto sin necesidad de arrepentimiento, su respuesta cuando se les pregunta: ¿Qué crees que ocurrirá después de tu muerte? ¿Estarás en el cielo o en el infierno? Contestan de inmediato que han hecho muchas cosas buenas en sus vidas y empiezan a clasificar en su mente sus propios pecados, diciendo cosas tales como: pues no he robado, he tratado de hacer las mejores cosas, creería que estaría en el cielo. Quienes creen que serán justificados por sus obras delante de Dios, ignoran que ninguno será justificado delante de Dios por sus propias obras, porque son obras muertas.

 

Las obras muertas son todas las obras de un muerto, lo anterior no lo comprendió Caín, hijo de Adán y Eva, por lo que pretendió agradar a Dios por su propio merito, pero Dios no se agradó del fruto de su trabajo, porque en su corazón solo había pretensión, orgullo y soberbia al creer que no tenía pecado.  Por el contrario Abel, hermano de Caín, ofreció al Señor una oveja, como sacrificio por su pecado, porque reconoció su pecado delante de Dios y en señal de arrepentimiento ofreció a Dios una oveja como sacrificio por su pecado, porque comprendió que la consecuencia del pecado es la muerte y solo en la redención podría tener salvación. Por fe sabemos que solo en Jesucristo y en su sacrificio hay Salvación y Vida eterna para todo el que en El cree.

 

“Porque si la sangre de los machos cabríos y de los toros, y la ceniza de la becerra rociada sobre los que se han contaminado, santifican para la purificación de la carne, ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual por el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, purificará vuestra conciencia de obras muertas para servir al Dios vivo?” Hebreos 9: 13-14 (LBLA)

 

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