CORRUPCIÓN EN LA HISTORIA DE LA IGLESIA
La corrupción en la historia de la Iglesia ha intentado infiltrarse prácticamente desde sus orígenes, por lo que se hicieron necesarios los concilios, reuniones de diversos teólogos ortodoxos, que tenían una doctrina cimentada en las Escrituras para estudiar las enseñanzas y de haber alguna herejía reconocerla para rechazarla y excomulgar al que la estaba enseñando, puesto que la sana doctrina era algo muy relevante y fundamental en sus vidas.
El concilio de Orange, en el 529, fue uno de esos
concilios que se basaron en las Escrituras, no solo para rescatar la teología agustiniana,
sino para contradecir a quienes enseñaban una doctrina contraria a las
Escrituras, por eso es que citan constantemente a las Escrituras como la
Autoridad Suprema. Aun así el semipelagianismo continuo en la edad media en
medio de la corrupción que enfrentó la iglesia occidental.
La corrupción en la iglesia occidental se fue
incrementando, principalmente porque le abrió las puertas a hombres impíos que
solo querían tener poder y recibir ganancias deshonestas, por medio de una
piedad engañosa. De esto el apóstol Pablo ya había advertido con anterioridad:
“Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las
sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a
la piedad, está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y
contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias,
malas sospechas, disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y
privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de
los tales.” 1 Timoteo 6: 3-5 (RVR 1960)
No haber seguido la orden de apartarse de tales
personas que no se conformaron a las Sagradas Escrituras abrió la entrada a
obispos y/o papas que solo querían estar en una posición de liderazgo para
satisfacer su vanagloria y el poder de estar por encima de otros, esta triste
historia condujo a un declive moral tan grande que hasta la Iglesia oriental
afirmó que la iglesia occidental no se podía considerar ortodoxa porque había
abandonado la sana teología debido a su corrupción moral. Por lo anterior
muchos de los reformadores llamaron a la iglesia católica romana la “la gran
ramera”.
Lo anterior es un llamado de atención para la Iglesia
que sigue procurando ser fiel al Señor y a su Palabra, para que persevere aun
en medio de tiempos de grande corrupción, a fin de que no permita que su
corazón sea inclinándose al mal sino a siempre a todo lo que es bueno y
agradable ante Dios, pero si ha dejado que su corazón se extravíe entonces el
llamado que se le hace es a que vuelva en arrepentimiento al Señor antes que
sea demasiado tarde (Ap. 3: 20). Recordemos una vez más que no ha sido una
religión, ni una comunidad la que ha cambiado vidas y mentes de personas sino
ha sido Dios mismo en su Palabra y por su gracia, por medio de su Iglesia.
La Iglesia ha enfrentado diferentes persecuciones,
maltratos y difamaciones, pero en medio de todo el Señor la ha guardado hasta
nuestros dias, por lo que nos gustaría recomendarte algunos libros que nos
ayudaran a recordar esa historia, pero tambien a evitar caer en falsas
doctrinas. Para conocer un poco mejor sobre la vida de personas que fueron
fieles aun en medio de situaciones peligrosas te invitamos a leer EL LIBRO DE
LOS MARTIRES de JOHN FOX (1563 d.C.). Es una descripción sobre diferentes
persecuciones que sufrieron hombres a expensas de no negar su fe en Cristo.
En los siglos posteriores al V d.C. surgieron falsas
doctrinas que hicieron que los verdaderos cristianos se levantaran en contra
del catolicismo romano, pero muchos de ellos fueron silenciados, desterrados y
asesinados, de tal manera que de sus escritos y bibliografía muy poco se conocieron
hasta la época de la Reforma en donde llegó, no solo la imprenta, sino un movimiento fuerte en contra de muchas
de las falsas enseñanzas que por años se habían aceptado como verdad absoluta.
De los primeros prereformadores conocidos fue Pedro Valdo.
La Reforma, como han titulado a este movimiento, no
fue un movimiento más, ni siquiera algo nuevo, sino que fue una postura radical
que desde los primeros siglos estaba defendiendo la sana doctrina, es así que
aquellas personas que fueron llamadas “reformadores” buscaban que la Biblia
fuera predicada y la apostasía erradicada. Por lo anterior y viendo una
explanación histórica muy resumida y general de la Iglesia podemos decir que
nuestra misión como Iglesia, cuerpo de Cristo, no es otra que aferrarnos a la
Palabra de nuestro Señor y defender con vehemencia el evangelio, viviéndolo y predicándolo
en medio de las naciones.
“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado,
como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de
verdad” 2 Timoteo 2: 15 (RVR 1960)
“sino santificad a Cristo como Señor en vuestros
corazones, estando siempre preparados para presentar defensa ante todo el que
os demande razón de la esperanza que hay en vosotros, pero hacedlo con
mansedumbre y reverencia” 1 Pedro 3: 15 (LBLA)
Mas adelante surgieron otros escritos valiosos para la
Iglesia y se levantaron siervos de Dios en contra del sistema corrupto, hasta
nuestros días, enseñándonos una vez más que en cada época y lugar de la
historia el Señor se ha reservado a personas fieles a su Palabra, fuertes y
valientes porque reconocieron su debilidad y necesidad ante Dios continuamente,
no siendo orgullosos ni pretenciosos sino humildes al aceptar con sencillez que
la Palabra de Dios es la Verdad absoluta, así como lo hizo Pablo, quien
escribió en 2 Corintios 12: 10:
“Por eso me complazco en las debilidades, en
insultos, en privaciones, en persecuciones y en angustias por amor a
Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.” (LBLA)
En el SIGLO XVII, después de la Reforma en Inglaterra se
escribieron varios tratados confesionales entre varios teólogos que enseñaban
al público en general y al gobierno en particular, su credo, tales producciones
llevaron el título de la CONFESIÓN DE FE DE WESTMINSTER (1646), LA CONFESIÓN DE
SABOYA (1658) y LA CONFESIÓN BAUTISTA DE LONDRES (1689). En estos documentos los
No-Conformistas procuraron dar a conocer la creencia de las iglesias reformadas
en Inglaterra, en donde tambien hicieron aclaraciones puntuales y bien
fundamentadas de términos bíblicos con el propósito de motivar a la Iglesia a
vivir en inconformidad al mundo, pero en conformidad a las Escrituras.
Los siglos pasaron y estos credos han sido un apoyo
para muchas iglesias, no solo en Inglaterra sino alrededor del mundo. Entre
otros documentos en el SIGLO XX podemos leer libros como LA FE A PRUEBA,
escrita por MARTYN LLOYD JONES, en donde habla sobre la verdadera fe, desde una
exposición del Salmo 73. En el SIGLO XXI libros como FUEGO EXTRAÑO de JOHN
MACARTHUR (2014) han servido a la Iglesia como un llamado de atención y una
advertencia para tener cuidado de falsas enseñanzas contemporáneas motivadas
por un sensacionalismo y emocionalismo místico completamente ajeno de la
Palabra de Dios.
Los
cristianos de hoy en día tienen una gran producción bibliográfica de sana
doctrina de la cual deben tomar nota para recordar que no pudieron conocer la
Realidad Ultima por sí mismos a menos que se hubiera revelado y fue revelado de
una manera especial en las Sagradas Escrituras. Por lo anterior podemos afirmar
que La Verdad solo puede ser conocida cuando Ella se revela al ser humano (Lucas
24), y ningún libro tiene comparación con las Escrituras, sin importar quien lo
hubiera escrito, por ello es mejor profundizar en las Escrituras que en la
teología, lo digo en referencia a aquella teología que ha querido parecerse más
a una filosofía antropocéntrica.
La
Biblia nos enseña a Dios, la Verdad en quien no hay engaño y en quien podemos
vivir correctamente. La verdadera moralidad se sustenta en Él porque habla de
Dios, por lo tanto buscar a Dios implica buscar ser santos, sin irnos al
legalismo. Las Escrituras dicen:
“Sed santos, porque yo soy santo” 1 Pedro 1: 16 (RVR 1960)
El
propósito de la vida del ser humano es agradar a Dios, procurando obedecer sus
mandamientos y vivir una vida que esté de acuerdo a la exhortación de la Biblia.
La aprobación de Dios es mejor que la de los hombres, por lo tanto mira a Jesucristo
quien hablaba con autoridad (Mateo 7:29, Lucas 4:36), porque vivió
perfectamente, tenía verdadera autoridad y nos dejó un ejemplo para seguir.
Las personas
inmorales en la iglesia no tienen autoridad para enseñar la Biblia, ni para ser
pastores o diáconos, porque sus afectos se han extraviado y no les queda
más remedio, puesto que es el único, que pedir a Dios en humillación un corazón
sabio y apropiado que honre la Verdad, para que nazca en ellos la prioridad de
su estudio y de toda su vida las Escrituras, porque solo en Jesucristo el que
vive en oscuridad, confundido y enredado en sus propias filosofías, puede
contemplar la verdadera Verdad.
La
verdad son las Escrituras que enseñan que el amor a Dios y al prójimo es el
resumen de toda la Ley de Dios. El mandamiento supremo de todos es la Verdad
que afecta al ser humano pero el ser humano nada puede hacer para afectar la
Verdad, sino que él tiene que ser afectado por ella para buscar los caminos de
Dios, amar a Dios, quien perdona libremente. Procurar seguir a Dios es seguir
al Dios Invisible que se hizo Visible por amor a los suyos, a Jesucristo, el
Logos encarnado quien enseñó humildad, mansedumbre y humillación ante Dios. Los
profundos afectos hacia Dios afectaran siempre positivamente a nuestra vida,
por lo tanto buscarlos es buscar ser santos.
Sobre
la verdad de las Sagradas Escrituras debe pesarse todo lo demás. La historia
del pensamiento humanista hace parte, aunque no define en su totalidad, la
historia del pensamiento humano, por eso es necesario revisarla para refutarla
y aun de aquello que se ve totalmente malo extraer lo bueno, si es que tiene
algo de bueno, pero ¡mucho cuidado!, se le enseña continuamente al cristiano,
de que nadie lo cautive con mentiras (Prov. 28: 13-14) sino que aprenda a ser
prudente y sabio, contradiciendo a todo aquel que quiera engañarlo.
Antes del Islam, Gregorio Magno, también conocido como
Gregorio el Grande, un monje que se hizo papa dijo:
Conviene por consiguiente que los elegidos, mientras
están sujetos a la tentación, estén sometidos a un servicio, fatigándose en
obediencias y trabajos. Mas cuando por la edad, su espíritu se apacigua y se
aleja el calor de la tentación, entonces son custodios de los vasos sagrados,
porque llegan a ser doctores de las almas.[1]
La anterior reflexión de este monje debe llamar
nuestra atención, principalmente a los más jóvenes, porque enseña la necesidad
de la paciencia y la perseverancia en el camino de la santidad y aunque es
bueno mantener la mente ocupada mejor es que lo esté en la meditación de las
Escrituras y en la oración, es decir en los medios de crecimiento en la gracia
como lo único útil para el cristiano en su lucha contra el pecado y por el
dominio propio. Lamentablemente la Iglesia católica romana, desde hace varios siglos
atrás, ha enseñado que las penitencias son el camino al cielo, para
contrarrestar los apetitos de la carne, pero esto, al no ser una respuesta
adecuada, dio entrada a polémicas internas y aun, se puede decir que fue una
grieta más que fue abriéndose lentamente para dar entrada a una nueva religión
llamada el Islam, no que esta sea la causa, sino que el debilitamiento de la
Iglesia hizo que esta secta fuera ampliamente reconocida.
El Islam nace en medio de un contexto judío-cristiano,
como se explicó anteriormente, pero es un contexto diferente a siglos
anteriores debido a las grandes confusiones que habían propagado doctrinas
heréticas como la ebionista, arriana, la gnóstica, la docetista, entre otras
que la definición de fe del concilio de Calcedonia rechazaron claramente,
porque no enseñaban la fe en Jesucristo, verdadero hombre y verdadero Dios, por
lo que no hubo dificultad en que entrara el Islam de manera sutil, para luego
formar de manera violenta su propio imperio. Aunque en la época de Carlomagno
se produjo un cambio en la historia de la Iglesia, dándole fuerza y control en
territorios que había perdido a mano de los musulmanes, derrotándolos con la
espada, y proveyendo en los mismos de escuelas que enseñaron aun a los pobres,
esta religión del Islam siguió creciendo, siendo hoy en día la segunda religión
más grande del mundo.
Se cree que el fundador del islam fue Mahoma y que él
compartió el punto de vista de la persona física de Cristo con los docetistas
de la iglesia primitiva, quienes afirmaron que nunca tomó realmente un cuerpo
humano, por lo que su propósito, declarado por él mismo, fue restaurar el
verdadero monoteísmo que no creía en la Trinidad. La muerte de este hombre ha
representado para el Islam el sello de la revelación de Dios y tambien han
declarado que después de Mahoma no habría otros profetas.
El Corán es la máxima autoridad del Islam, pero sólo
tiene autoridad en el idioma árabe. Este libro ha tomado prestado varias
fuentes bíblicas, tanto judías como cristianas, aunque no enfatiza en la
eminencia de Dios, es decir que según sus escritos parece que Dios no está
cerca de Su creación, y en sus ritos han mostrado rigurosidad, realizan oraciones
cinco veces al día, el ayuno durante el mes del Ramadán, porque fue el mes que
conmemoran la primera de las visiones de Mahoma, y promueven en sus círculos más
sectarios el yihad o la lucha santa para la sumisión de todos a la voluntad de
Allah.
[1] Gregorio Magno, Libro segundo de los
diálogos, cap. III (Buenos Aires, Argentina: Ediciones ECUAM, 2009)
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