LA RAZÓN ¿EN LA FILOSOFÍA O EN LAS ESCRITURAS?

La razón fue un elemento resaltado por muchos filósofos, aunque no lo hicieron de manera apropiado es necesario comprender un poco más sobre la filosofía para poder distinguir lo que es de lo que no es. Se cree que la filosofía como es conocida hoy en día empezó a desarrollarse en una búsqueda incesante por el conocimiento y la felicidad, como también por saber qué es el hombre y conocer lo que le rodea. Más adelante se propuso indagar en el cómo debe vivir el hombre, por lo que dio comienzo a las escuelas morales epicúreas, estoica, escéptica y eclética. Pero, la respuesta de Jesús a esta búsqueda incesante del hombre en cuanto al conocimiento y la felicidad es posible verla en el sermón del monte donde enseña que es Él mismo, ¡Jesucristo es la respuesta!, porque Él es el Logos verdadero en el que puede descansar todo ser humano.

En cuanto a la  la interpretación de la Biblia, principalmente del Antiguo Testamento, la escuela de Alejandría afirmó que debía ser completamente alegórica, pero ¿esto acaso no constituye una contradicción a las mismas Escrituras cuando Jesucristo dijo al Padre “las revelaste a los niños”? y bien sabemos, por la Gracia de Dios, que los niños no aprenden alegóricamente sino literalmente, la alegoría es algo complejo y ambiguo para ellos, no solo eso sino que tambien puede convertirse en algo muy poco certero y supersticioso. Aun asi no debemos negar en absoluto que existen varios pasajes en las Escrituras con contenido alegórico, pero no son todos, son solo algunos.

La filosofía humanista antropocéntrica no debe ser la hermenéutica de las Escrituras, sino las Escrituras deben ser la hermenéutica de las Escrituras y podríamos decir que de todo lo demás, aun de la misma razón, en el sentido de pensar bíblicamente, ver bíblicamente y andar de manera bíblica filtrando todo por medio de la Biblia y poniéndonos las gafas de la Biblia para mirar la realidad que nos rodea para verla tal y como realmente es. Creo que fue el error de la escuela de Alejandría darle relevancia a la filosofía de tal manera que parecía que la exaltaba igual o hasta con un mayor grado que la teología bíblica, cuando debiera ser la filosofía como cualquier otra una sierva de la teología, que no la determina, pero podría ayudar en algo, aunque a veces no ayuda sino termina siendo un estorbo y por eso hasta mejor es desecharla por completo. Aun así revisemos de manera general algunas de las filosofías principales de manera cronológica y sus hallazgos.

La filosofía que ha tenido mayor impacto hasta nuestros dias ha sido la de Platón y Aristóteles. Ellos fueron influenciados por filósofos como Pitágoras quien encontró en los números una función mística, especialmente el diez, relacionándolo al número de la perfección, y muchos otros como Parménides y Heráclito. Heráclito creía en la mutabilidad de las cosas, los cambios constantes que lo hacen ser un ser cambiante y no definido sino por definir, estos cambios constantes lo vio en todo elemento que constituyó igual como un logos constituido por un fluir similar al fuego que hace cambiar los elementos, sin destruirlos. Parménides resumió su pensamiento en una frase “lo que es, es”, esto quiere decir que no hay cambio en nada, por lo tanto, si alguien ve un cambio en algo es una ilusión de cambio, sigue siendo lo mismo, no hay nuevo, ni creado, lo que es siempre ha estado, lo cual puede verse como una idea de panteísmo absoluto que menosprecia la búsqueda filosófica de una realidad ultima. En cambio Zenón de Elea dijo que los sentidos eran ilusiones de la realidad y la realidad era incambiable y estática, pero Empédocles lo contradijo, argumentando que la realidad del movimiento es demasiado obvia para negarle, y en cambio atribuirse la existencia del ser y su movimiento a cuatro elementos: tierra, aire, agua y fuego que se relacionan a través de la quinta esencia llamada amor y odio.

De los últimos de los primeros filósofos presocráticos se encuentra Anaxágoras que en su pensamiento cosmológico atribuye a la realidad una combinación entre materia y mente, como si esta última determinara todo de manera impersonal. Ahora veamos de manera general a Sócrates. La filosofía de Sócrates empezó a formarse en medio de una sociedad griega que había abandonado la virtud por la elocuencia, el interés y la preferencia era lo que interesaba, y conseguirlo por medio de una buena retorica era posible. Este movimiento filosófico fue llamado sofismo, pero Sócrates comprendió el peligro que esto llevaba por lo que levantó su voz a favor de la virtud. Sócrates fue un filósofo de la moral que encontraba la belleza como un absoluto, este hombre según algunos especulan pudo haber sido un personaje de Platón, pero fuese como fuese, de él se desprende el método socrático de estudio en el que por medio de preguntas se llegan a profundizar aprendizajes (Mayéutica).

Según escribió Platón murió en medio de la acusación, como rebelde instigador de rebeldes. Platón después de la muerte de su maestro se trasladó a una región extranjera donde conoció a los pitagóricos quienes le dieron un pensamiento que integraba la belleza y poesía con la matemática y así empezó su escuela en un lugar llamado la Academia con un método similar al de Sócrates al que se le conoció como dialéctica. En este lugar desarrolló su pensamiento, procurando unir dos elementos claves de gran discusión en la filosofía de esos tiempos: el dilema Parmedisano del ser estático y el Heraclitano del devenir.

El anterior paréntesis sobre las diferentes influencias que tuvo la filosofía platónica y aristotélica se ha hecho para entender un poco mejor los diferentes pensamientos que rodearon, pero tambien lograron infiltrarse en la Iglesia a través de los siglos. La filosofía escolástica se esforzó por codificar los pensamientos argumentativos en la disertación, en esta profesión Tomas de Aquino se mostró como un gran representante que tomó grandes aportes de la filosofía aristotélica como los argumentos de la no contradicción, la lógica y la causa-efecto. Su planteamiento “Si algo existe debe haber un ser necesario que lo hizo ser” lo hizo como argumento para defender la creencia en Dios, así como el argumento teleológico que concluye en su argumentación diciendo que el diseño demanda un Diseñador. Otras muchas aportaciones desarrolló Aquino al pensamiento de su época, pero veamos otros filósofos que contribuyeron para bien o para mal en el desarrollo del pensamiento cristiano.

Descartes dudó de todo pensamiento ajeno a su realidad, y aunque decía que pensar es existir y que se es consciente de la existencia por el pensamiento, fomentó una duda aun de su propio existir. Esta constante duda lo llevó a ser reconocido como el padre del racionalismo, en una línea similar pero con un elemento diferenciador se encontraba Locke quien en contraposición podría ser considerado el padre del empirismo, debido a sus grandes aportaciones filosóficas a la experiencia como entrada al conocimiento, por lo que los sentidos, para esta filosofía se convirtió en los estímulos receptores del conocimiento. El sensacionalismo racionalista y empirista se ha visto fuertemente marcado en algunas ramas de la teología que por un lado condiciona el conocimiento de Dios por medio de la razón y por el otro por medio de la experiencia (misticismo).

Hume en continuidad de un razonamiento empírico manifestó una clara oposición a las argumentaciones aristotélicas de causa y efecto, procurando un pensamiento escéptico y antagónico a la fe cristiana y a la ciencia. Lo anterior despertó un interés en Kant quien buscó en su razón un desarrollo argumentativo para demostrar que Dios no puede ser verificado pero debe ser creído para una ética moral en justicia. Hegel replantaría el modelo científico de Kant hacia uno que buscaba un conocimiento más elevado por medio de una infinidad de tesis- antítesis - síntesis que perfeccionaba el conocimiento, dándole mayor relevancia al pensamiento humano, lo cual asumió Marx en la práctica política. En esta propuso eliminar toda clase de religión y trabajar por una clase igualitaria que buscara el bien de todos y donde nadie era dueño de todo. Lo anterior fue tomado en la realidad por la Unión Soviética y la China maoísta la cual deshumanizó y ultrajo en gran manera al ser humano, evidenciando el engaño del planteamiento de Marx.

Por esos mismos años surgió el existencialismo con Kierkegaard que era un humanista declarado cristiano, pero que criticaba al cristianismo por su comportamiento no coherente a su fe, lo que le llevó a una actitud de rechazo al cristianismo, aunque creía en la existencia de Dios, pero de uno que era Dios cuando el ser humano lo adoraba con profunda devoción. Este pensamiento liberal le llevó a concluir que una persona aunque adore a un falso dios pero lo haga con profundidad está haciendo bien, postulado que fue más tarde refinado por Karl Barth, entre otros.

Las discusiones fueron creciendo a tal punto que también aumentaron las confusiones, por lo que muchos cristianos ante tantos pensamientos volvieron a los “padres apostólicos”, pero se dieron cuenta de que muchos de ellos también fueron apostatas, por lo que observaron con cuidado a cada uno de ellos.

Uno de los últimos lideres antiguos en la Iglesia y un gran referente para la Edad Media fue Agustín. Agustín en sus muchos problemas existencialistas ingresó al neoplatonismo que le permitió resolver algunas de sus dificultades, pero no dio fin a las grandes incertidumbres que su corazón altercaba hasta que escuchó a Ambrosio y más tarde fue conmovido a la fe cristiana. Este fue un momento de lucha interna, en donde en medio de lloros escuchó la voz de un niño que decía a voz alta “toma y lee”, entonces se levantó y leyó la Biblia y llegó a un versículo bíblico que para Él fue determinante:

“Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y libertinaje, no en contiendas y envidia. Al contrario, vestíos del Señor Jesucristo y no satisfagáis los deseos de la carne.” Romanos 13: 13-14 (RVR 1995)

Este versículo al parecer lo llevó a la conversión, aun asi se puede ver en Agustín de Hipona, como en Ambrosio de Milán, entre otros, algunas prácticas que hoy en día no son aceptadas en la Iglesia como el adornar los edificios de las iglesias con iconos religiosos promoviendo una práctica muy notoria en la Edad Media.

 

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