EL BAUTIZO DE NIÑOS

El bautizo de niños ha sido una disputa sobre una práctica que no considero que tenga validez histórica ni bíblica como lo veremos más adelante. Según el académico y autoridad en historia Ebereth Ferguson en los bautizos había unas confesiones de fe antes y en el momento del mismo, como tambien una profesión de fe públicamente, este se hacía por inmersión desde su mismo origen, no se hacia a niños, sino que esta práctica hacia los niños surgió debido a una confusión del bautizo con la redención y a que había un gran aumento de muertes de niños que ocurrían debido a enfermedades o condiciones del ambiente que continuamente llevaban a la muerte a un gran número de niños.[1]

La familia cristiana no quería que su hijo muriera sin antes haberse bautizado, debido a esa confusión entre redención y bautizo. Pero esta práctica, tan pronto como empezó a surgir fue criticada. Tertuliano cuestionó la práctica del bautizo de niños, en su libro Sobre el bautismo escribió su disgusto sobre esta práctica. El profesor Hendrick F. Stander sobre Tertuliano escribió,

Él, como abogado, se preocupaba mucho por la responsabilidad de una persona a la hora de tomar decisiones, y por ello recomendaba que los niños debían ser bautizados cuando pudieran ser enseñados y pudieran entender lo que requería ser cristiano.[2]

Con respecto al bautismo hay dos formas de entenderlo y practicarlo, que tambien se vieron en la Reforma, actualmente cada una es conocida como paidobautismo (presbiteriana: hacia creyentes y sus hijos) o bautismo (bautista: exclusivamente a creyentes). Los presbiterianos tienen como practica la aspersión o la infusión, como una representación de la purificación, igual que los anglicanos, católicos romanos y ortodoxos, que tienen como norma el derramar o salpicar agua en la cabeza del niño para bautizarlo.  En el Didaje se explica que esta forma de bautizar era la excepción y no la regla, la regla era en el rio, en una quebrada, en un lugar donde el agua corriera: “bauticen de este modo: Dichas con anterioridad todas estas cosas, bauticen en el nombre del Padre y del Hijo y el Espíritu Santo, en agua viva” y la excepción era: “Si no tienes agua viva, bautiza con otra agua. Si no puedes con agua fría, hazlo con caliente”.[3]

Los bautistas reconocen que el bautismo es un sacramento no para su salvación sino por su salvación, como una manera de declarar públicamente el nuevo nacimiento en donde la inmersión representa que han muerto al pecado y han nacido de nuevo a fin de vivir para Jesucristo. En los presbiterianos y bautistas reformados no se reconoce el bautismo como un sacramento que otorgue salvación, sino como una ordenanza de Dios que tiene relación con la confesión de fe y la adhesión del cristiano al Nuevo Pacto, aun asi la manera de realizarlo varia como tambien su forma de entenderlo.

La flexibilidad entre presbiterianos y bautistas en asuntos secundarios debe darse siempre y cuando estén de acuerdo en las doctrinas fundamentales (Sola Scriptura) identificándose como como siervos de Dios que confiesan que Dios es tres personas, un solo Dios verdadero. La práctica original del bautismo es por inmersión en aguas vivas, pero de no estar cerca de un rio se pueden buscar otras estrategias, como lo ha explicado la Didaje, pueden diseñar un bautisterio en la iglesia local, una piscina natural o algo semejante.

La segunda practica importante para la Iglesia ha sido la santa cena, eucaristía o la acción de gracias . La santa cena es un sacramento que Jesucristo instituyó y el que aún se sigue practicando hoy en día, en donde solo los que han sido bautizados pueden participar del mismo, como lo dice la Didajé “Que nadie coma ni beba de esta acción de gracias, sino los bautizados en el nombre del Señor” .[4] En cuanto a que si puede recibir la cena cualquier cristiano o tiene que ser un cristiano miembro oficial de una iglesia de sana doctrina que viva de manera piadosa creo que es una cuestión de hombres y corresponde a cada iglesia local responder a este interrogante de manera sabia y prudente.

La Biblia enseña con claridad que la participación de la Santa Cena ha sido una instrucción del Señor (1 Cor. 11: 23, Mc. 14: 22-24), es una proclamación del evangelio (1 Cor. 11: 26) y un recordatorio, en donde el pan simboliza el cuerpo de Jesucristo y el vino representa Su sangre (Lc. 22: 19-20). Lo anterior debe llevarnos a procurar participar del mismo de una manera reflexiva, humilde, solemne, integra y respetuosa, aunque tambien reconociendo que nunca seremos perfectos, por lo tanto debemos evitar la entrada del legalismo que no permite que el creyente que ha sido bautizado participe de este evento tan importante.



[1] Everett Ferguson, Baptism in the early Church (Grand Rapids, MI: Eerdmands, 2013)

[2] Hendrick F. Stander, El Bautismo en la Iglesia primitiva (Legado Bautista Confesional, 2022), 12

[3] La Didaché o doctrina de los Apóstoles, finales del siglo I.

[4] Ibid.

Comentarios

Entradas populares de este blog

NO PUEDES EVITAR QUE UN PÁJARO VUELE SOBRE TU CABEZA

EL CONOCIMIENTO ES VANO SIN EL ENTENDIMIENTO

LA ARMADURA DE DIOS EN LA GUERRA ESPIRITUAL