¿UNA IGLESIA PARA MUJERES?
Todo problema que enfrentemos siempre
será espiritual, por ejemplo la ira. La ira es resultado de un enojo prolongado
que, aunque parezca ser un problema no es el verdadero problema, porque el
verdadero problema es espiritual. En nuestra vida, como creyentes, no debemos
buscar un cambio de comportamiento, sino uno más profundo (Efesios 4:22).
La psicología busca evitar la
culpabilidad en el hombre echándole la culpa a otros, pero la teología bíblica
nos enseña que somos responsables de nuestro propio pecado. Este es el mensaje
verdadero que muchas iglesias evangélicas han optado por ignorar prefiriendo
enfocarse más en las emociones. Mas no podemos vivir por emociones, porque las
emociones no nos permitirán alejarnos del pecado, sino solo la convicción en
Cristo Jesús.
La razón por la que muchas iglesias
se están llenando de mujeres, no es precisamente porque las mujeres son más
sensibles a la voz de Dios que los hombres, sino porque la mayoría de iglesias
se han convertido en iglesias para mujeres de tal manera que algunas han osado
en afirmar que Dios es madre y otro montón de blasfemias que no valen la pena ni
mencionar. Antes, en la edad media, se pensaban en iglesias para hombres
blancos ahora la mundanalidad dirigida por satanás se piensa en una iglesia
para mujeres, pero ¿Cuándo los verdaderos hijos de Dios se levantarán como una
iglesia que honre a Dios?
El propósito de la iglesia, del
matrimonio, de todo es Dios, porque todo lo que un cristiano tiene le pertenece
a Cristo.
“Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en
su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en
sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en
entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y
justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.” Jeremías 9: 23-24 (RVR 1960)
La Iglesia no es para mujeres, ni
para hombres, sino es para Dios, su propósito radica en la gloria de Dios,
fuimos creados para la gloria de Dios, nuestro corazón, el latir de la Iglesia,
no encontrara reposa hasta que viva para
Dios.
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