EN CRISTO LAS FAMILIAS SON BENDITAS
Las causas más comunes de muerte por día son: problemas cardiovasculares, cáncer y dificultades respiratorias, pero hay una mayor aun que estás tres juntas y es el aborto. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se practican 42 millones de abortos por año, es decir 115 mil por día, esto es mucho peor que el coronavirus, no tiene comparación.
La
gente no solo se está muriendo, se está matando, asesinatos a niños no nacidos
y suicidios aumentan día a día, se registra, a nivel mundial, 21 mil suicidios
por día. Estamos en caos, las familias se están destruyendo y el corazón de
muchos enfriando.
La
familia tiene un valor trascendental en la vida de cualquier persona, aun la
misma Educación reconoce que los primeros educadores de un niño son sus padres,
su familia. Pero sigue existiendo el mismo terrible problema en nuestra
sociedad que día a día está causando más daño.
El
centro de una sociedad es la familia, por esta razón, si las familias están mal
la sociedad también lo está y estamos mal, como sociedad, porque se están
destruyendo las familias bajo ideologías de género, aborto, promiscuidad y un
montón de cosas que lamentablemente el mismo Estado está aceptando como normal.
Pero no es normal, ni mucho menos aceptable, que las familias se estén
acabando, de ninguna manera, por esta razón seguimos compartiendo el evangelio
de Jesucristo, porque solo en Cristo las familias son benditas (Génesis 12: 3;
28: 14).
La
desobediencia a Dios, la entrada del pecado y la muerte, fue la crónica de una
muerte anunciada para las familias, porque las consecuencias de no obedecer a
Dios siempre serán malas para la familia, en el presente o el futuro. En
Génesis 16, por ejemplo, vemos como la mala decisión de cometer adulterio trajo
como consecuencia el nacimiento de un bebe que años después se convertiría en
la nación enemiga del pueblo de Israel. Pero vamos atrás, porque las malas
decisiones no comenzaron allí sino en el principio.
En
el principio de la creación Adán y Eva disfrutaban de un lugar hermoso que Dios
mismo había hecho llamado el huerto del Edén, vivían e una comunión perfecta
con Dios, pero el Señor había dejado una instrucción clara que ellos no
obedecieron. Las consecuencias eran irreversibles: la entrada del pecado y con
este, la vergüenza (Génesis 3: 7), el miedo (Génesis 3: 10) y la muerte.
El
pecado original abrió las puertas del infierno a la humanidad (Romanos 5:
12-21; 1 Corintios 15: 20-22), pero el Señor, en su misericordia, ha dado una
oportunidad al hombre, les ha provisto salvación y esperanza a todas las
familias en Cristo Jesús, para que sean restauradas.
Jesucristo
murió en la cruz por los pecados de quienes creen en El, justificando al
pecador, salvándole de la ira del Dios Santo. Es que cuando una persona
reconoce a Jesús, en su muerte, sepultura y resurrección, ha nacido de nuevo
para una esperanza viva y verdadera, ha salido de las tinieblas a la luz
redentora, y de seguro que lo primero que deseara en su corazón es que toda su
familia sea salva, por lo que le compartirá del evangelio de las buenas nuevas
de salvación.
Los
matrimonios fueron creados por Dios, por lo tanto, Dios no se agrada de los
divorcios (Mateo 19: 3-8), aunque hubieran sido aceptados en la Ley por la
dureza del corazón del ser humano. La tasa de divorcios en el último año
aumentó considerablemente el 57,26% mientras la de matrimonio disminuyó el
24,68%. Vivimos en la época donde se registran la mayor cantidad de matrimonios
y de divorcios en toda la historia de la humanidad, las personas se están
casando y dándose en casamiento como señal de que estamos en los últimos
tiempos (Mateo 24: 38)
No
es tan importante el ministerio que tengas, el número de personas a quienes les
hayas compartido el evangelio si en tu familia no das testimonio del evangelio.
Cuando estés delante de Dios de seguro que de lo primero que tendrás que dar
cuenta es de tu familia, ¿Cómo fuiste como padre, como hermano, madre, hermana,
hijo, etc.? Los antiguos alcanzaron buen testimonio por una razón y es la fe
como dice Hebreos 12: 1, por lo tanto fortalece tu fe en el Señor día a día, a
través de la oración y la meditación de la Palabra, porque la fe viene por el
oír y el oír la Palabra de Dios. Por la fe, no por obras, es que una familia se
mantiene viva, un hogar con alegría y una persona con vida.
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