TESIS BÍBLICA CONTRA LOS CALUMNIADORES
“Porque
no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio
propio. Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor,
ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según
el poder de Dios, quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no
conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue
dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos”
2 Timoteo 1: 7-9 (RVR 1960)
La calumnia, según la real academia
española (RAE) es una “acusación falsa,
hecha maliciosamente para causar daño”. Este acto no solo es condenado por
Dios, sino aun nuestra propia constitución colombiana la determina como delito
y, como bien sabemos, todo delito debe ser penado por la misma Ley.
“Mentir,
no es solo engañar por la apariencia o con palabras que no están de acuerdo con
lo que se es o se piensa, sino que es romper el lazo que une a los hombres y a
Dios que no miente, es oponerse de forma activa a Dios y a su designio de Salvación.
En efecto, la verdad es una relación interpersonal; mentir, es llevar a la
perdición, destruir la solidaridad, matar al prójimo. En el extremo opuesto, está
el hombre sencillo”[1]
El hombre sencillo en griego es definido por
la palabra haplotes y el significado
de haplotes es sinceridad, virtud que
se opone totalmente a la hipocresía. Es así como comprendemos que la calumnia
es una mentira que solo busca destruir vidas, hogares e iglesias y bien sabemos
de quien vienen las mentiras (lee juan 8: 39-59).
“El ladrón
no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan
vida, y para que la tengan en abundancia” Juan
10: 10 (RVR 1960)
Las escrituras son claras en cuanto a la
calumnia. En la Ley, el Señor dijo a su pueblo “no hablarás contra tu prójimo falso testimonio” (Éxodo 20: 16),
porque a Dios no le agrada, debido a que no es bueno, sino malo. Una persona
que habla mal contra su hermano, a sus espaldas, es como si estuviera
clavándole una puñalada en la espalda, por lo tanto, es un falso hermano. Pablo
mismo experimentó los peligros entre los falsos hermanos.
“…en
caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de
los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad,
peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos”
2 Corintios 11:26 (RVR 1960)
Los falsos hermanos son peligrosos, por
lo tanto, pidámosle a Dios discernimiento para reconocer a estos falsos
ministros de Dios que solo quieren hacer daño al verdadero pueblo de Cristo. Así
mismo es importante que estudiemos las escrituras a profundidad a fin de que no
permitamos que nos engañen por medio de sus huecas sutilezas.
“Hicieron
que su lengua lanzara mentira como un arco, y no se fortalecieron para la
verdad en la tierra; porque de mal en mal procedieron, y me han desconocido,
dice Jehová. Guárdese cada uno de su compañero, y en ningún hermano tenga
confianza; porque todo hermano engaña con falacia, y todo compañero anda
calumniando. Y cada uno engaña a su compañero, y ninguno habla verdad;
acostumbraron su lengua a hablar mentira, se ocupan de actuar
perversamente. Su morada está en medio del engaño; por muy engañadores no
quisieron conocerme, dice Jehová. Por tanto, así ha dicho Jehová de los
ejércitos: He aquí que yo los refinaré y los probaré; porque ¿qué más he de
hacer por la hija de mi pueblo? Saeta afilada es la lengua de ellos;
engaño habla; con su boca dice paz a su amigo, y dentro de sí pone sus
asechanzas.” Jeremías 9: 3-8 (RVR 1960)
Este enemigo llamado calumnia no es nuevo
sino es un antiguo adversario que tiene el único propósito de hacer caer al prójimo.
Este acto tan perverso y destructivo es causado por una vida que no conoce ni
quiere conocer a Dios. Aun sigue presente hasta en los cultos de la iglesia,
participa activamente en la escuela dominical, saluda bien a los hermanos, pero
por dentro solo vive en engaño e hipocresía.
“¡Ay
de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a
sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos,
mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. Así
también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero
por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad” Mateo
23: 27-28 (RVR 1960)
La hipocresía es la principal característica
de un hombre religioso que es pretencioso, aparentando lo que no es, para
conseguir lo que su necio corazón desea.
“Seis
cosas aborrece Jehová, y aun siete abomina su alma: Los ojos altivos, la
lengua mentirosa,
Las manos derramadoras de sangre inocente, El corazón que maquina pensamientos inicuos,
Los pies presurosos para correr al mal, El testigo falso que habla mentiras, Y el que siembra discordia entre hermanos.”
Las manos derramadoras de sangre inocente, El corazón que maquina pensamientos inicuos,
Los pies presurosos para correr al mal, El testigo falso que habla mentiras, Y el que siembra discordia entre hermanos.”
Proverbios 6: 16-19 (RVR 1960)
En el hablar mentiras no hay amor sino
odio, aunque los falsos hermanos afirman tener amor, mostrando una apariencia del
mismo, pero el verdadero amor “se traduce
en la Biblia por el griego ágape. En el antiguo testamento, en Deuteronomio, se
muestra el amor de Dios que siempre lleva la iniciativa en justicia, ley,
gracia, herencia entre otros, pero a partir de Oseas la tradición profética
presenta el amor fiel de Dios con los trazos de un amor conyugal apasionado. Subrayan
que la respuesta del hombre es amar a Dios, lo que se demuestra mediante la
obediencia y la fidelidad” [2]
El amor a Dios se demuestra a través de
la obediencia y fidelidad a su Palabra, pero ser fieles a tradiciones o a
hombres antes que a Dios solo es prueba de un amor fingido.
“Y
amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus
fuerzas.” Deuteronomio 6: 5 (RVR 1960)
El Señor es el único que puede llenarnos
de tanto amor para amarlo con toda nuestra vida, porque en verdad en esto
consiste el amor “no en que nosotros
hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en
propiciación por nuestros pecados.” (Juan 10: 10)
“Jesús
ha revelado el amor divino no mediante palabra, sino por su comportamiento y su
enseñanza, fundamentar el mandamiento del amor al prójimo sobre el amor a Dios
supera radicalmente la tradición judía al exigir el amor a los enemigos. La
iniciativa del amor se manifiesta en el acto de la Salvación, de manera que es
el mismo Jesús quien, al entregarse, manifiesta su amor. Ese amor que
reconcilia a los hombres con Dios, porque el amor es más fuerte que los
hombres”[3]
El amor de Dios no es sinónimo de cariño
ni de palabras lisonjeras sino de verdad, obediencia y fidelidad, porque el amor
habla mas con los hechos que con las palabras, por lo tanto, tengamos mucho
cuidado a quien escuchamos, mas bien prestemos mucha atención a la exhortación
que nos hace Judas:
“…me
ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la
fe que ha sido una vez dada a los santos. Porque algunos hombres han
entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta
condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro
Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo. Mas
quiero recordaros, ya que una vez lo habéis sabido, que el Señor, habiendo
salvado al pueblo sacándolo de Egipto, después destruyó a los que no
creyeron. Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que
abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones
eternas, para el juicio del gran día…”
Judas 1: 3-6 (RVR 1960)
El amor no es quedarse callado, aceptar
todo lo que un pastor o maestro dice, sino es contender ardientemente por la fe
que nos ha sido dada, por la gracia de Dios.
“No
obtenemos el amor de Dios por algún merito sino porque nos escogió. Dios ama a
los que le obedecen (Deuteronomio 7:12-13). El Señor ama a los justos (Salmos
146: 8). Ese amor hacia Dios se expresa en el amor hacia el prójimo (Levítico
19: 18) y también hacia los enemigos (…) El amor conduce a los creyentes a la
búsqueda permanente del bien del otro”[4]
El amor de Dios hacia la humanidad lo
demostró al hacerse carne, habitar entre nosotros y dar su vida por sus amigos,
enseñándonos también que en El somos hermanos, hijos de un mismo Padre y Señor,
por lo tanto, no es correcto ni sabio y creería que tampoco es posible que
entre nosotros exista la traición. El Señor nunca traicionó a sus discípulos,
sino los amó, aunque Judas si lo traicionó y podemos decir que Pedro también
porque quebrantó la fidelidad que debía guardar a Dios negándolo, pero la
diferencia entre Pedro y Judas fue que Pedro tuvo arrepentimiento mientras
Judas remordimiento y, verdaderamente, es el arrepentimiento lo que a Dios le
agrada.
El amor de Dios es tan grande que perdona
todas nuestras ofensas cuando nos arrepentimos ante El, pero si pensamos como Caín
en que son nuestras obras las que Dios quiere antes que nuestro arrepentimiento
estamos errando, porque sin una nueva vida no es posible buenas obras.
LA
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE COLOMBIA
No conocemos muy bien las constituciones
de otros países, pero podemos estar seguros en que su gran mayoría se ha basado
en la Biblia. Por esta razón creemos importante reconocerla y, con respecto a
las calumnias, nos enseña los derechos que tenemos como seres humanos:
“Artículo
21. Se garantiza el derecho a la honra. La ley señalará la forma de su
protección”
La honra es un derecho que el mismo
sistema desea violar, la naturaleza pecaminosa del hombre es tal que no le
importa el bienestar de su semejante, pero lo más triste es que dentro de la
misma iglesia se deshonre al hermano. Esto ocurre debido a los falsos hermanos,
lo cual mencionamos con anterioridad. Ellos solo buscan destruir la grey de
Dios a través de las calumnias. La calumnia es un delito que no solo es
condenado por la constitución sino también por la Ley de Dios, por lo tanto, es
necesario tener mucho cuidado a quien escuchamos o prestamos atención porque si
esta persona esta causando riñas entre hermanos entonces lo mejor es apartarnos
de tales.
“Artículo
15. Todas las personas tienen derecho a su intimidad personal y familiar y a su
buen nombre, y el Estado debe respetarlos y hacerlos respetar”
Las calumnias irrespetan el derecho de un
buen nombre, por lo tanto, el Estado tiene la obligación de castigar a los
calumniadores. Pero es necesario que comprendamos que los primeros que deben
juzgar tal acto son los mismos hijos de Dios, por lo que no debería ser
necesario ir a un juicio contra un hermano, a menos que este sea un falso
hermano.
“¿Osa
alguno de vosotros, cuando tiene algo contra otro, ir a juicio delante de los
injustos, y no delante de los santos? ¿O no sabéis que los santos han de
juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos
de juzgar cosas muy pequeñas? ¿O no sabéis que hemos de juzgar a los
ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida? Si, pues, tenéis juicios
sobre cosas de esta vida, ¿ponéis para juzgar a los que son de menor estima en
la iglesia? Para avergonzaros lo digo. ¿Pues qué, no hay entre vosotros
sabio, ni aun uno, que pueda juzgar entre sus hermanos, sino que el
hermano con el hermano pleitea en juicio, y esto ante los incrédulos? Así
que, por cierto, es ya una falta en vosotros que tengáis pleitos entre vosotros
mismos. ¿Por qué no sufrís más bien el agravio? ¿Por qué no sufrís más bien el
ser defraudados? Pero vosotros cometéis el agravio, y defraudáis, y esto a
los hermanos. ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios?
No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los
afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los
avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el
reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis
sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y
por el Espíritu de nuestro Dios.”1 Corintios 6: 1-11
(RVR 1960)
En medio de esta tesis bíblica se hace un
pequeño paréntesis para exhortar a los hermanos a estudiar la constitución, las
leyes de su país, pero lo más importante, la Palabra de Dios. A continuación,
unos artículos de la constitución de nuestro país que se quieren compartir:
“Artículo
18. Se garantiza la libertad de conciencia. Nadie será molestado por razón de
sus convicciones o creencias ni compelido a revelarlas ni obligado a actuar
contra su conciencia”
El articulo 18 hace traer a memoria la
conocida defensa de Lutero contra quienes lo acusaban. Lutero dirigiéndose a la
asamblea de príncipes del sacro imperio romano germánico dijo “"Mi conciencia está ligada a la
Palabra de Dios, no puedo ni quiero retractarme, porque no es seguro ni
aconsejable hacer algo contra la conciencia. Aquí estoy, no puedo proceder de
otra manera. ¡Que Dios me ayude! Amen"
“Artículo
19. Se garantiza la libertad de cultos. Toda persona tiene derecho a profesar
libremente su religión y a difundirla en forma individual o colectiva. Todas
las confesiones religiosas e iglesias son igualmente libres ante la ley”
Como hijos de Dios tenemos la bendición,
en nuestro país, de predicar a Cristo y, la constitución, en vez de ser una
piedra de tropiezo, nos garantiza tal derecho de compartir a otros el evangelio
de las buenas nuevas y, por Ley, nadie nos debería molestar por hacer ello, y así
como dice el artículo 95 “toda persona
está obligada a cumplir la Constitución y las leyes”, aunque sabemos que en
la realidad si existe persecución por predicar a Cristo porque el dios de este
mundo es el diablo (2 Corintios 4: 4) y todo lo que se opone a Dios.
La Biblia es nuestra fuente más
confiable, por esta razón es que nuestra defensa se basa en la fidedigna
interpretación de las Escrituras. Continuando con la tesis bíblica contra los
calumniadores es importante que en este caso investigativo comprendamos seis
elementos importantes: el hecho, el sujeto, el tiempo, el lugar, la finalidad y
la forma. Pero como sabemos que cada situación es particular, no nos
referiremos a una en especifico sino a una en general.
El hecho implica lo que ha sucedido, esto
debe ser contemplado a través de las Escrituras, recordemos que no podemos admitir
una acusación contra un anciano sino con dos o tres testigos (1 Timoteo 5: 19).
Así mismo es importante que todo lo que hagamos sea sin parcialidad sino con
temor a Dios no participando de pecados ajenos sino conservándonos puros (1
Timoteo 5: 22), por esta razón es importante que reprendamos a quienes hace
daño a través de sus calumnias, de manera personal, con nombres propios, porque
su conducta causa daño a muchos, hiriendo gravemente a las ovejas del rebaño
del Señor.
No estamos de acuerdo que en la iglesia
de Cristo se predique de un evangelio diferente al que hemos escuchado, como
dice Gálatas 1: 9 “Si alguno os predica
diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema” Y nuestros ojos han
visto y nuestros oídos han escuchado como en algunos iglesias se está abriendo
una biblia que contiene unos libros llamados apócrifos y apócrifo significa
falso porque no hacen parte del canon bíblico, sino son totalmente ambiguos y faltos
de objetividad, aun el mismo escritor de los Macabeos dijo “Y si hubiere bien dicho y como a la historia conviene, esto es lo que
yo deseo, mas si poco y flacamente, esto es lo que pude”. La sinceridad de
este hombre produce cierta gracia al saber que no es un libro que merece
nuestra completa contemplación, debido a que fue lo mejor que pudo hacer este
escritor, por lo que hace parte de un pensamiento filosófico, pero no tiene
nada que ver con la Palabra de Dios.
No estamos de acuerdo y rechazamos la
idea de usar el psicoanálisis en la iglesia. El llamado al altar, la oración de
fe y otros métodos humanos son mas dañinos de lo que creemos en la iglesia,
porque no predica arrepentimiento sino “buenas emociones”, cuando la verdad del
evangelio es creer en Jesucristo y creer no es repetir una oración sino es
comprometerse con el evangelio y con Cristo hasta la muerte.
La calumnia es un delito grave que está
contemplado en nuestras leyes colombianas en los siguientes artículos y
sentencias:
-
Artículo 24 de la Ley 599 del
2000
-
Artículo 29 Constitucional
-
Artículo 8 del Código del
Procedimiento Penal
-
Sentencia C038 de 1996
-
Sentencia C417 de junio 26
del 2009
-
Sentencia T171 del 2006
El debido proceso contemplado en la Ley y
en las Escrituras no se ha respetado por muchos sino existen personas que pasando
por el mismo acusando dentro de la misma congregación a hombres que entregaron
tiempo y aun de su dinero por causa del evangelio, esto no solo es traición
sino engaño e hipocresía y en verdad que esto a Dios no le agrada, por lo tanto
de seguro que no prosperaran en lo que han hecho sino al fin de cuentas todo
saldrá a la luz y con la misma vara que juzgaron serán juzgados. Parece increíble,
pero es lo que estamos viviendo, acusaciones falsas, calumnias y engaños a
hermanos que no lo merecen, mientras los falsos hermanos siguen haciendo de las
suyas en las iglesias.
“la
doctrina ha señalado que la exposición del caso del inculpado, su acreditación
mediante las pruebas que solicita o reclama, sirve no solo al interés individual
de este, sino también al hallazgo de la verdad”[5]
SI tienen algo en que inculpar a algún
hombre es necesario hacerlo con pruebas, con testigos verdaderos y una
acusación que sea objetiva, basada en las Escrituras, de lo contrario lo mejor
es arrepentirse, primeramente, delante de Dios, antes que sea demasiado tarde.
La calumnia es un “pecado que consiste en acusar a una persona de un hecho negativo que
no ha realizado”[6].
Como todo pecado necesita arrepentimiento delante de Dios y si aun no eres hijo
de Dios, recibe a Cristo como tu Salvador para que te perdone no solo por este
pecado, sino por tu vida llena de maldad, a fin de que su redención te haga una
persona nueva que tiene el poder de vencer al maligno, al pecado y a este
sistema corrompido.
Como hijos de Dios no es fácil de aceptar
o asimilar que una persona que estuvo con nosotros termine siendo realmente
otra, un calumniador que nos dio la puñalada por la espalda, pero eso es
necesario que ocurra para que aprendamos a depender mas de Dios. Mas también se
nos exhorta en la Biblia no solo a perdonar a estos, quienes nos ofenden, sino
a orar por ellos.
“bendecid
a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian.”
Lucas 6: 28 (RVR 1960)
SOBRE
LA VERDAD
En hebreo el termino Aman significa
confirmar, apoyar, mantener, ser fiel, estar seguro, creer en, de donde también
se derivan las palabras Amen y Emet. Amen significa ciertamente,
verdaderamente, así sea, así es y Emet significa firmeza, cierto. La palabra
verdad en la Biblia viene de esta última, Emet. La verdad es seguridad, certidumbre,
algo de lo que uno puede depender.
EL Señor nos enseña, a través de su
Palabra, que todo lo verdadero procede de El (Salmos 31: 5, 119: 86; Jeremías
10: 10). Creer, obedecer y vivir de acuerdo a la Palabra de Cristo es vivir en
Verdad porque Jesucristo es la Verdad (Juan14: 6). La Trinidad es Dios de
Verdad. El Padre es Verdad (Juan 17: 3), el Hijo es Verdad (Juan 14: 6) y el Espíritu
Santo es Verdad (Juan 16: 13). La Verdad es la esencia de Elohim. Mas la
esencia de satanás es la mentira.
“Vosotros
sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él
ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque
no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso,
y padre de mentira.” Juan 8: 44 (RVR 1960)
Los que viven en la mentira, la lujuria,
la calumnia, las lisonjeras son hijos del diablo, porque así es que procede
este ser demoniaco.
“Por
lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su
prójimo; porque somos miembros los unos de los otros.”
Efesios 4: 25 (RVR 1960)
“…para
que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia
del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad.”
1 Timoteo 3: 15 (RVR 1960)
Una iglesia local que no anda en la verdad
no puede llamarse iglesia sino sinagoga de satanás, porque donde reina Dios
gobierna la Verdad, mas donde reina satanás gobierna la mentira.
SOBRE
LA HUMILDAD
La humildad es una actitud tal que la
persona no exige lo que le corresponde, por ejemplo, en el servicio del pastoreado
no exigir ofrenda es un acto de humildad, escuchar a los demás es una actitud
de humildad, servir a Dios es el mayor reflejo de humildad, cuando se hace de corazón.
El que renuncia al derecho que le corresponde, ejecuta el acto de humillarse
por amor a otras personas.
“¿Quién
como Jehová nuestro Dios, que se sienta en las alturas, que se humilla a
mirar en el cielo y en la tierra?” Salmos 113: 5-6 (RVR
1960)
Dios mismo nos ha enseñado la humildad,
porque nos ha mirado desde las alturas, no solo eso, sino fue mas allá, se hizo
como uno de nosotros y murió para darnos la Salvación, no existe ni existirá
mas grande acto de humildad.
“Haya,
pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual,
siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que
aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho
semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a
sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo
cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo
nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que
están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua
confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.”
Filipenses 2: 5-11 (RVR 1960)
Dios fue humilde y dejó su trono para
morir en la cruz por nosotros. Como hijos de Dios debemos imitar este mismo
ejemplo de humildad, al compartir a otras naciones y hacernos como ellos a fin
de predicarles el evangelio del amor.
“Llevad
mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y
hallaréis descanso para vuestras almas”
Mateo 11: 29 (RVR 1960)
Orgullosos son los que persisten en el
pecado, no se arrepienten ante Dios y piensan que están viviendo agradando a
Dios, pero la verdad es que “ante la
grandeza y Santidad de Dios lo que corresponde al ser humano es adoptar una
actitud de rechazo a toda pretensión y orgullo, inclinándose ante El, en pleno
acatamiento a su voluntad”[7]
Le ira mal, en todo sentido, a aquellas
personas u organizaciones que creen servir a Dios cuando sirven al diablo, pero
bien a quienes tiene un corazón contrito y humillado delante de Dios.
“El
deseo de los humildes oíste, oh Jehová; tú dispones su corazón, y haces atento
tu oído” Salmos 10: 17 (RVR 1960)
Los curas o religiosos que se creen más
que los demás son los verdaderos orgullosos, ellos no pueden ver a los demás
como semejantes sino los miran por debajo del hombro como si fueran sus
hijitos, sus discípulos, etc. Mas un pastor que considera a sus hermanos en
Cristo como amigos o consiervos en el Señor ha entendido el verdadero
significado de humildad.
“Nada
hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada
uno a los demás como superiores a él mismo”
Filipenses 2: 3 (RVR 1960)
RECOMENDACIÓN
DE LECTURA BÍBLICA
-
2 crónicas 7: 14
-
Salmos 15: 3; 78: 36; 101;
119: 67, 71
-
Proverbios 3: 34; 6: 16-19;
10: 18; 29: 23
-
Jeremías 31: 3
-
Ezequiel 22: 9
-
Mateo 5: 44; 22: 37-39
-
Lucas 3: 14; 6: 2-5, 27-28
-
Juan 3: 16; 15: 13
-
Romanos 8: 28; 12: 3
-
1 corintios 13
-
2 corintios 11
-
Efesios 4
-
1 Timoteo 3: 11; 4
-
2 Timoteo 3: 1-4
-
Tito 1: 5-16; 2: 3
-
Santiago 3: 14-16; 4: 10
-
1 Pedro 5:5
-
1 Juan 4:8
[1] Diccionario del Nuevo Testamento (2002). Xavier León – Dufour.
Editorial Desclee de Brovwer, S.A. Pagina 404
[2] Diccionario del Nuevo Testamento (2002). Xavier Leon – Dufour.
Editorial Desclee de Brovwer, S.A. Pagina 124
[3] Diccionario del Nuevo Testamento (2002). Xavier León – Dufour.
Editorial Desclee de Brovwer, S.A. Pagina 123
[4] Nuevo Diccionario de la Biblia (1999). A.Lockward. Editorial Unilit. Pagina 500.
[5] Klaus Tredemann. El
derecho procesal penal. Introducción al derecho penal y al derecho penal
procesal. Barcelona. Ariel. 1989. Página 184.
[6] Nuevo Diccionario de la Biblia (1999). A.Lockward. Editorial Unilit. Pagina 187.
[7] Nuevo Diccionario de la Biblia (1999). A. Lockward. Editorial Unilit. Pagina 500.