VIVIENDO LA LIBERTAD DE LA CRUZ
“tus testimonios son muy firmes;
La santidad conviene a tu Casa,
Jehová, por los siglos y para
siempre”
Salmos
93: 5 (RVR 1995)
La libertad se expresa
en el amar a Dios y en el amar a nuestro hermano sin condición alguna.
Considerando lo anterior es necesario que aprovechemos bien el tiempo, evitando
vanas discusiones, no dejándonos llevar por las falsas ilusiones de nuestro corazón
sino procurando agradar a Dios siendo santos.
La Palabra de Dios
renueva nuestros pensamientos, direcciona nuestras vidas, y nos enseña la
libertad que tenemos en Jesucristo a fin de que la podamos disfrutar. Así
mismo, demostramos el amor a nuestro prójimo encaminándolo o encaminándola a su
pureza, es decir no siéndole piedra de tropiezo para que caiga en la lujuria,
en el adulterio, en la fornicación, en las mentiras, o en cualquier cosa
semejante, sino procurando que el o ella transite por el camino de la santidad.
La pureza no la podemos
ver como un cuadro en donde nos encerramos sino como una dirección en la que
caminamos. La dirección en donde andamos es de plena libertad llevándonos a
reconocer que ningún hombre y ninguna mujer nos podrán hacer felices sino que
solo en Jesucristo podemos estar contentos en cualquier situación que se nos
presente.
Ejemplos de hombres y
mujeres que han comprendido la verdadera libertad en Jesucristo siguen siendo
muchos. Por ejemplo Nick. Nick Vujicic ha dado testimonio de la libertad que ha
vivido en Jesucristo acreditando a Dios el éxito de sus logros y la victoria
sobre sus luchas personas, aunque no tiene ni piernas ni brazos. El ejemplo de
Pablo en su gratitud a los filipenses, en su confianza a Dios que transmite a
los filipenses, y que en medio de sus problemas glorifica a Dios es
extraordinario. Aun terminando la carta que dirige a los filipenses les conforta espiritualmente con estas sencillas
palabras:
“la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos
vosotros. Amen” Filipenses 4: 23 (RVR 1960)
Ser agradecidos a Dios,
sinceramente, es consecuencia del amor de Dios obrando en nuestras vidas. Y la
Biblia nos enseña a orar en acción de gracias; pero… ¿Qué es acción de gracias?
¿Será solo decir gracias o será también la demostración de esa gratitud?
“…cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las
hace, le compararé a un hombre prudente que edificó su casa sobre la roca…” Mateo 7: 24 (RVR
1960)
Vivir la Libertad de la
Cruz significa detestar el pecado, aborrecer el mal, humillarnos delante de
Dios reconociendo ese pecado en nuestra vida y la victoria de Jesucristo en la
Cruz sobre la muerte y el pecado. Vivir la Libertad de la Cruz es reconocer a
Jesucristo en nuestra vida como Señor y Salvador. Expresamos la libertad que
Dios nos ofrece al regocijarnos en el Señor, siendo amables con todos los
hombres, dejando nuestras peticiones, ruegos y oraciones delante de Dios con
gratitud, humildad, y un corazón sencillo, y es así que podremos disfrutar de
la paz del Señor en nuestro corazón y con nuestros pensamientos.
Pensar en todo lo que
es verdadero y hacer aquello que es verdadero es la dirección que siguieron
ejemplos como Pablo. Quienes caminamos en verdadera dirección podemos estar
seguros de que el Dios de paz estar con nosotros, por lo tanto contentémonos en
cualquiera que fuere nuestra situación.
“…todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (fil. 4: 13) significa vivir en momentos de gran
necesidad y de abundancia glorificando a Jesucristo.
Finalmente debemos
pensar en que Jesucristo no nos quiere ver aislados sino Él ha establecido
comunidad, Iglesia, gracias a su sangre, a fin de que vivamos en plena Libertad
glorificando juntos su santo nombre. La koinonia, verdadera comunión, es
posible solo en quienes viven la libertad de la Cruz en regocijo, celebración y
gratitud (lea Hechos 2: 46-17).