NOS VINO A SALVAR
La palabra salvar, como bien dice el Diccionario de la Lengua Española es “librar Dios a alguien de la condena eterna”.[1] Dios ha salvado a algunos, esos que ha salvado es la Iglesia, personas de diferentes naciones y épocas que reconocieron su necesidad de salvación porque primero comprendieron su condición de peligro por su pecado.
La
responsabilidad de cada ser humano frente a su condición pecaminosa es
reconocer su maldad y acercarse a Dios humillado en arrepentimiento y fe en
Jesucristo. Por lo anterior, como Iglesia, debemos predicar y testificar, con
humildad y firmeza, a toda persona, sea niño, joven o adulto que somos
pecadores, por nuestra naturaleza pecaminosa estamos condenados al
infierno y solo Jesucristo nos ofrece y da verdadera salvación.
SOMOS PECADORES
El
pecado se refiere a una acción y una vida en contra de Dios, pero ¿Quién es
Dios? Dios ha determinado en su Palabra quien es, lo que quiere y desea.
¿Quién
es Dios?
Él es
Eterno (Isaías 40: 28), es Inmutable (salmos 102: 27), es Omnipresente (Isaías
41: 10), es Omnisciente (Salmos 139: 1), es Omnipotente (Génesis 17: 1;
Colosenses 1: 15-17), es Fuerte (Génesis 1: 1), es Señor (Éxodo 4: 10,13), es
Altísimo (Isaías 14: 20), todo lo ve (Génesis 16: 13), es el GRAN YO SOY.
¿Cuál
es nuestra condición?
No
somos buenos y no nos define lo que hacemos, sino es nuestra naturaleza caída,
nuestra condición que es pecaminosa, como dice Romanos 3: 9-19
“Ahora bien, ¿llegamos a
la conclusión de que los judíos somos mejores que los demás? ¡Para nada! Tal
como acabamos de demostrar, todos—sean judíos o gentiles—están bajo el poder
del pecado. Como dicen las Escrituras:
«No hay ni un solo justo,
ni siquiera uno.
Nadie es realmente sabio,
nadie busca a Dios.
Todos se desviaron,
todos se volvieron inútiles.
No hay ni uno que haga lo bueno,
ni uno solo»
«Lo que hablan es repugnante, como el mal olor de una tumba abierta.
Su lengua está llena de mentiras».
«Veneno de serpientes gotea de sus labios»
«Su boca está llena de maldición y amargura»
«Se apresuran a matar.
Siempre hay destrucción y sufrimiento en sus caminos.
No saben dónde encontrar paz»
«No tienen temor de Dios en absoluto»
Obviamente, la ley se
aplica a quienes fue entregada, porque su propósito es evitar que la gente
tenga excusas y demostrar que todo el mundo es culpable delante de
Dios. Pues nadie llegará jamás a ser justo ante Dios por hacer lo que la
ley manda. La ley sencillamente nos muestra lo pecadores que somos.”
La
Ley de Dios nos declara culpable, condenados justamente por la eternidad,
porque contra Dios hemos pecado.
POR NUESTRA NATURALEZA
PECAMINOSA ESTAMOS CONDENADOS AL INFIERNO
Conocer
nuestra condición es importante, saber que estamos en un camino contrario a
Dios que nos está llevando directo al infierno, porque nos permite reaccionar
frente a nuestras vidas y hacer un pare, un alto para cambiar de rumbo y
arrepentirnos.
“Y
todo el que no tenía su nombre registrado en el libro de la vida fue lanzado al
lago de fuego.” Apocalipsis 20: 15 (NTV)
“Luego
el Rey se dirigirá a los de la izquierda y dirá: “¡Fuera de aquí, ustedes, los
malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus demonios! Pues
tuve hambre, y no me alimentaron. Tuve sed, y no me dieron de beber. Fui
extranjero, y no me invitaron a su hogar. Estuve desnudo, y no me dieron ropa.
Estuve enfermo y en prisión, y no me visitaron”. Entonces ellos responderán:
“Señor, ¿en qué momento te vimos con hambre o con sed o como extranjero o
desnudo o enfermo o en prisión y no te ayudamos?”. Y él responderá: “Les digo
la verdad, cuando se negaron a ayudar al más insignificante de estos, mis
hermanos, se negaron a ayudarme a mí”. Y ellos irán al castigo eterno, pero los
justos entrarán en la vida eterna.”
Mateo 25: 41-46 (NTV)
El
infierno no estaba preparado para el ser humano, pero muchos irán a este lugar
por la eternidad, por no creer en Jesucristo.
“No
teman a los que quieren matarles el cuerpo; no pueden tocar el alma. Teman solo
a Dios, quien puede destruir tanto el alma como el cuerpo en el infierno.” Mateo 10: 28 (NTV)
SOLO JESUCRISTO OFRECE Y
DA VERDADERA SALVACIÓN
La
única manera de ser libres del peligro de la condenación eterna es creyendo en
Jesucristo.
“El
que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado,
porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.” Juan 3: 18 (RVR 1960)
Creer
en Jesucristo no se refiere a creer simplemente que fue en sus milagros, que
fue un buen hombre o algo así como el estilo, sino es una relación personal con
El, que confíes en El cómo tu único Señor y Salvador, reconozcas que es tu
Dios, que solo en El hay perdón de pecados y es la única puerta y entrada a la
vida eterna. Creer en Jesucristo significa que reconoces que eres un pecador y
que te arrepientes de tus pecados delante de Él porque sabes que le ofenden y
no quieres deshonrarlo sino agradarle de todo corazón, creer en Jesucristo es
sumisión a su Palabra y amor a su nombre, significa conocer quién es a través
de la Palabra y creer que es verdad lo que dice la Biblia de Él.
“Pero
Dios es tan rico en misericordia y nos amó tanto que, a pesar de que
estábamos muertos por causa de nuestros pecados, nos dio vida cuando levantó a
Cristo de los muertos. (¡Es solo por la gracia de Dios que ustedes han sido
salvados!) Pues nos levantó de los muertos junto con Cristo y nos sentó
con él en los lugares celestiales, porque estamos unidos a Cristo
Jesús. De modo que, en los tiempos futuros, Dios puede ponernos como
ejemplos de la increíble riqueza de la gracia y la bondad que nos tuvo, como se
ve en todo lo que ha hecho por nosotros, que estamos unidos a Cristo Jesús.
Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito
en eso; es un regalo de Dios. La salvación no es un premio por las cosas
buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser
salvo. Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo
Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo
atrás.” Efesios 2: 5-10 (NTV)
Es
importante que no solo lo comprendas teóricamente sino que lo creas en tu vida,
que reconozcas de corazón a Dios, te humilles ante Él y te alejes del pecado.
No endurezcas tu corazón y cree en Jesucristo. No debes repetir una oración, ni
hacer un voto para acercarte a Dios, sino tener un corazón humillado y
arrepentido, reconociendo que solo en Jesucristo puedes ser salvo y nunca más
condenado al infierno, porque no es por obras sino por Gracia, por medio de la
fe en Jesucristo.
“Como
ven, el Señor sabe rescatar de las pruebas a todos los que viven en obediencia
a Dios, al mismo tiempo que mantiene castigados a los perversos hasta el día
del juicio final.” 2 Pedro 2: 9 (NTV)
“Es
Dios quien nos capacita, junto con ustedes, para estar firmes por Cristo. Él
nos comisionó y nos identificó como suyos al poner al Espíritu Santo en
nuestro corazón como un anticipo que garantiza todo lo que él nos prometió.” 2 Corintios 1: 21-22 (NTV)
[1] Yuri Ferrer Franco, Diccionario de
la Lengua Española (Editorial NORMA: Bogotá, 2012), 550
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