TRABAJAR CON ALEGRÍA A PESAR DE
Que perturbante y deprimente es trabajar con un corazón desalentado y en continua presión. Es no solo agotador sino un morir lentamente, una agonía que afecta el alma y desanima la esperanza. No es sabio trabajar de esta manera, por lo que deja esta actitud o renuncia a tu trabajo si es que gran molestia te está causando. En todo debemos obrar con amor o mejor no hacer nada sino es con amor, porque bien enseñan las Escrituras:
“Si
no tengo amor, de nada me sirve hablar todos los idiomas del mundo(…), hablar
de parte de Dios y conocer sus planes secretos (…), dedicarme en cuerpo y alma
a ayudar a los demás”
1 Corintios 13 (TLA)
El
amor debe ser el motor que nos lleve a trabajar con alegría a pesar de los
problemas, las dificultades, los errores y los fracasos, porque en el amor somos
construidos, formados, educados y dignificados. Si hay amor en el trabajo habrá
honestidad en el mismo, no se negociaron principios claros como la
transparencia, el buen proceso, la diligencia, entre otros que hacen parte de
una ética laboral que procura el bienestar del prójimo como de uno mismo.
El
trabajo no es una maldición sino una bendicion de Dios el cual no se debe ver
como una carga sino como una oportunidad, una bendicion, una escuela de formación
en donde aprendemos pero tambien enseñamos, damos y recibimos, procurando
servir con humildad como si estuviéramos haciéndolo para el Señor, porque la
vida de un cristiano no separa lo secular de lo sagrado sino todo, aun su
propio trabajo debe reconocerlo como sagrado, puesto que su vida toda debe ser
dedicada para el Señor.
“Y
todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los
hombres”
Colosenses 3: 23 (RVR 1960)
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