NO BUSQUES SERVIR SI ESTAS EN PECADO

La restauración de la verdadera adoración al Dios vivo y verdadero debe ser la meta del cristiano que ha caído en una adicción o un tipo de idolatría. En la santa búsqueda de la adoración el cristiano debe tener cuidado con caer en la idea errónea de servir a los demás como una forma de restaurar su adoración, para explicarlo mejor quiero que recordemos a nuestro amado hermano David.

El rey David es conocido como un hombre conforme al corazón de Dios que procuró adorarlo con toda su vida y asi lo vemos en los salmos, pero cuando se dejó atraer por el pecado, viendo la desnudez de una mujer llamada Betsabé,  fue encegueciendo su alma por el pecado, no huyendo del mismo, sino acercándose cada vez más a ese abismo, que lo hizo caer en adulterio y poco después en el homicidio. La caída de David esta registrada en las Escrituras en 2 Samuel 11, y si detallamos los acontecimientos previos fue una caída que empezó en un momento de ocio, de soledad y en donde no estaba ejerciendo su trabajo como rey. En lo anterior no estamos queriendo decir que el tiempo libre sea un problema, ni tampoco que debamos estar siempre trabajando para no caer, porque bien sabemos que existen los momentos de reposo o de silencio y estos son muy saludables. El problema radica en el uso de este tiempo libre o de ocio.

Si nuestro tiempo libre, en donde no estamos trabajando en algo en específico, porque es un sabado y nuestro trabajo es de lunes a viernes, no lo estamos aprovechando bien, entonces sin darnos cuenta estamos abriendo las puertas al pecado, a una adicción o un tipo de idolatría. El problema de David no fue su tiempo libre, ni que no estaba trabajando, sino que no usó bien este tiempo. Cuando debió ser un tiempo para restaurar su adoración a Dios lo usó para pecar contra Dios, y esto debe ser un llamado de atención para cada uno de nosotros, porque una caída como la de David no fue de la noche a la mañana, sino fue una lenta caída hacia el abismo y la causa de la misma fue alejarse poco a poco de Dios, fue menospreciar su tiempo de intimidad con Dios hasta olvidarse de Dios para ir tras lo que es contrario a Su Santidad.

Los tiempos de descanso, por lo general, son los momentos donde más pecado se practica en el mundo, pero en un cristiano debe ser el tiempo de mayor edificación, en donde se aleja de la multitud, del trabajo, de todo lo que le rodea para ir en intimidad ante Su Señor, porque el verdadero reposo de un cristiano está en Jesucristo. Si tu eres cristiano y tu reposo no es Jesucristo, ten mucho cuidado porque puedes estar dirigiéndote a un gran abismo, y si estas sirviendo en un ministerio y al mismo tiempo deleitándote en el pecado deja de engañarte y de engañar a los demás y arrepiéntete de tu maldad, mientras tengas oportunidad. En la época de Jeremías habían muchos que se hacían llamar a sí mismos siervos de Dios y aparentemente le servían, porque decían hablar palabras del Señor pero no eran conocidos por Dios, de estos dijo Dios:

 No envié yo aquellos profetas, pero ellos corrían; yo no les hablé, mas ellos profetizaban. Pero si ellos hubieran estado en mi secreto, habrían hecho oír mis palabras a mi pueblo, y lo habrían hecho volver de su mal camino, y de la maldad de sus obras.” Jeremías 23: 21-22 (RVR 1960)

Algunas personas han reemplazado su tiempo de intimidad con Dios con el servicio a un ministerio y esto es un grave peligro que puede llevar a un terrible pecado como el de David. Si te has dado cuenta que este ha sido tu problema arrepiéntete ante el Señor, buscando primeramente tu restauración con el Señor, para que después de ser limpiado, perdonado y restaurado puedas servir a los demás como Dios quiere, pero recuerda muy bien que antes que servir a los demás debes servir a Dios, antes de buscar trabajar en un ministerio cristiano debes buscar tener una genuina intimidad con el Señor. En el Salmo 51 podemos leer el arrepentimiento de David quien pidió a Dios que borrara toda sus rebeliones, que lo limpiara de su pecado, reconociendo que en la intimidad, donde nadie lo ve, debe procurar honrarle, y le rogó que le restaurara el gozo de su salvación. David no pide que le devuelva la salvación, porque la salvación es un regalo de Dios que no se pierde, pero el gozo de la salvación si se puede perder. El salmista tambien comprende que no puede servir de nuevo al Señor sin la restauración del Señor, y es este el punto que deseo que comprendamos en este apartado. Antes de procurar servir debemos examinar nuestro corazón ante Dios, si no es correcto, si hemos pecado, es necesario que antes que ofrecer nuestro servicio a Dios nos arrepintamos de nuestros pecados y procuremos ser restaurados, de lo contrario estaríamos sirviendo como los hipócritas, de quienes el Señor dijo:

“¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, hipócritas! Limpian el vaso y el plato por fuera, pero por dentro están llenos de robo y falta de dominio propio. ¡Fariseo ciego! Limpia primero por dentro el vaso y el plato, así quedará limpio también por fuera.” Mateo 23: 25-26 (NVI)

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