LA PORNOGRAFÍA
La palabra pornografía proviene de dos
palabras griegas: porne (prostituta) y graphein (descripción o imagen), su
significado etimológico es “tratado acerca de la prostitución”. En el contexto
contemporáneo se define como una representación de escenas de actividad sexual
que lamentablemente se ha estado empezando a incluir en muchas sociedades como
“material educativo”, debido a la aprobación de la mayoría, una mayoría que ya
no sabe diferenciar entre lo bueno y lo malo, de esta manera Lawrence (1981)
escribió sobre la mayoría, cuando dijo "debemos dejar todo en manos de la
mayoría, todo a la mayoría, todo a la multitud, la multitud, la multitud. Es
ella la que determina que es "obsceno" y que no lo es, ella lo
hace" (p.13). La mayoría según Lawrence define la moralidad y la ética,
por lo tanto, los valores, pero ¿sería correcto seguir a una mayoría que solo
piensa en el mal? De ninguna manera, no es bueno ni hace bien, la historia
misma lo ha demostrado en casos como las sociedades de Sodoma y Gomorra, entre
muchas otras.
La pornografía no entrena a ninguna persona a
tener una mejor salud sexual como se nos ha querido hacer creer, sino son los
síntomas de una enfermedad mental que promueve un pensamiento que solo busca
menospreciar al ser humano, porque, como dice Marzano (2006) "transforma al individuo en una
marioneta. Lo que abre la posibilidad de quitarle toda libertad, pero todavía
más de reducirlo a nada y borrarlo" (p. 25). No es buena la
pornografía, aunque sea agradable a los ojos porque es una puerta a mayores
perversiones sexuales, mira al ser humano como un objeto, desprecia la
intimidad, aprueba la prostitución, promueve la esclavitud sexual y contamina
la mente.
La mente es un campo de batalla que solo tiene
dos bandos (Lucas 9: 50, 11: 23) uno que es el mal, dirigido por satanás, el sistema y la propia maldad que
nace del corazón engañoso y el otro que es el
bien, dirigido por Dios (Padre, Hijo y Espíritu Santo) en compañía de
ángeles y todo lo verdadero. En estas batallas diarias a veces gana un bando,
otras veces el otro, en nuestra mente, pero lo interesante es que la victoria
siempre la tendrá el bando al que honremos y prestemos mayor atención. De
seguro que si nos centramos en lo que dice la mayoría siempre el mal reinará,
pero si concentramos nuestros pensamientos en Dios el bien será el que venciere
al mal. Es de esta manera que la única manera de enfrentar la esclavitud que
trae consigo la pornografía es escuchando a Dios, creyendo en su Palabra,
pasando más tiempo meditando en sus ordenanzas y obedeciéndolas.
“No dejen que el mal los
venza, más bien venzan el mal haciendo el bien.”
Romanos
12: 21 (NTV)
Dios nos enseña en su Palabra que tenemos una
naturaleza pecaminosa, por lo que nos ofrece salvación en Cristo Jesús si nos
arrepentimos y creemos en El, pero también nos instruye a batallar contra el
mal, guardando nuestro corazón para El.
“No améis al mundo, ni las
cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está
en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los
deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del
mundo.”
1
Juan 2: 15-16 (RVR 1960)
La
pornografía es una de las tantas estrategias que ha usado satanás para
contaminar la mente humana, arruinar hogares y hasta a una sociedad, por lo
tanto, tengamos mucho cuidado con este terrible destructor, sus consecuencias
son tan desastrosas que desvaloran al mismo ser humano y le impiden obedecer el
mandamiento que dice “amarás al Señor tu
Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es
el primero y grande mandamiento. Y el segundo es
semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” Mateo 22: 37-39 (RVR 1960)
Naciones
idolatras como la antigua Grecia iban a la guerra confiando en sus idolatrías,
vicios y adicciones en contra de otras naciones bajo la guía de demonios a
quienes llamaban “dioses”, ahora se ve en las calles un fenómeno similar,
grupos de jóvenes que han creado “su propio imperio”, consumidos en los vicios,
para buscar matar a quienes consideren un enemigo para ellos. La historia y la
violencia de la actualidad han enseñado con claridad la maldad humana que no
nace en unos pocos sino en el corazón de todo hombre.
La maldad humana
parece estimular a una sociedad violenta que ha alimentado con abundancia sus
malos corazones con basura como la pornografía; un ejemplo muy claro de lo
anterior es la vida de Ted Bundy, un hombre religioso que estuvo involucrado
desde muy joven en actividades comunitarias, construyó por muchos años una
apariencia de bondad, pero en su interior era un monstruo que constantemente se
refugiaba en la pornografía, con escenas cada vez más humillantes hasta que
queriendo hacer realidad sus perversos deseos sexuales violó y asesinó a muchas
mujeres. Por lo general los violadores y asesinos no llegan a tal punto de sus
vidas de la noche a la mañana sino es un proceso en el que poco a poco han
permitido el pecado en sus vidas hasta que el pecado los llega a controlar por
completo de tal manera que parecen demonios que solo buscan el mal.
Aunque parezca
atractiva y placentera, la pornografía siempre será destructiva, porque su
único provecho se encuentra en contaminar y corromper la mente. Pero en medio
de tal esclavitud el Señor ofrece libertad para quien ha caído en sus garras y
se encuentra en su gracia, su gracia que perdona, redime, regenera y santifica,
pero es necesario reconocer en primer lugar que la pornografía es un pecado que
es necesario confesar ante Dios (1 Juan 1: 9) y apartarse del mismo (Proverbios
28: 13).
“¿Con qué limpiará el joven
su camino? Con guardar tu palabra” Salmos 119: 9 (RVR
1960)
El ministerio Got Question con respecto al
pecado de la pornografía escribió que satanás “ha tomado lo que es bueno y justo (amor sexual entre esposo y esposa)
y lo ha reemplazado con lujuria, pornografía, adulterio, violación y
homosexualidad. La pornografía es simplemente el primer paso en una resbaladiza
pendiente de creciente vileza e inmoralidad (Romanos 6:19)”. Por lo
anterior es mejor escapar de la pornografía, en todas sus presentaciones, y más
bien alimentar nuestros ojos y mente con la bendita Palabra de Dios.
“Hablo como humano, por
vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad presentasteis vuestros
miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para
santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia.” Romanos 6: 19 (RVR 1960)
Es
necesario para nuestro crecimiento integral presentar nuestro cuerpo a Dios
como ofrenda de sacrificio agradable a Él, teniendo cuidado del mismo, evitando
que sea pervertido por el pecado y consecuentemente se convierta en una piedra
de tropiezo para nuestra santificación. Es tan importante que comprendamos la
densidad del pecado, no solo para evitarlo sino también para poder odiarlo y
reconocer que lo único que merece es el infierno, pero debemos reconocer que en
nuestro corazón aún está el pecado, un mal que ha sido condenado al infierno,
pero del cual solo podemos ser libres en Cristo Jesús, como afirmó Pablo en
forma de agradecimiento en Romanos 7 con la esperanza de su completa destrucción
en la resurrección.
Necesitamos
reconocer que somos impuros, pecaminosos, vagabundos, miserables que por sí
mismos no podemos vivir sin la piedad, misericordia y amor de Dios. Solo
rindiendo nuestro corazón a Dios, de verdad rindiéndolo, es posible ser libres
de ataduras como la pornografía, la cual no solo se refiere a ver una página
con desnudos en el internet, sino a adulterar desde nuestro corazón.
“pues la voluntad de Dios es
vuestra santificación; que os apartéis de fornicación; que cada uno de
vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor; no en pasión de
concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Dios”
1
Tesalonicenses 4: 3-5 (RVR 1960)
La palabra fornicación en este pasaje de la
Biblia es, en el griego, la palabra porneia,
de donde viene la palabra pornografía. Es de esta manera que el Señor nos
enseña que quiere que nos alejemos de toda clase de pornografía, desde su raíz
que es el Pecado. Apartarnos de la porneia es andar en el camino que nos va a
hacer brillar, ser y vivir diferentes de este mundo que no conoce a Dios, no
solo en nuestro comportamiento sino desde nuestro pensamiento y para poder
apartarnos es necesario tomar decisiones radicales que honren el nombre de Dios
y no mirar hacia atrás.
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