LA LUJURIA

 

¿Qué es eso de la pureza sexual? Se pregunta más de uno y aún más en una sociedad en la que los valores se están perdiendo. No vale la pena, dicen muchos, guardarse virgen hasta el matrimonio. Pero ¿será que solo la virginidad es sinónimo de pureza sexual? para averiguarlo sería de gran utilidad ahondar un poco más en estos dos conceptos.

La noción general de virginidad es una persona que nunca ha tenido relaciones sexuales, pero la pureza sexual es más que virginidad, es ausencia de imperfección en el aspecto sexual. Pero ¿es posible la pureza sexual en una persona imperfecta? La bondad de un hombre malo es lo mismo que el agua potable en medio de un rio sucio, no tiene sentido. Se podría decir que virginidad está más relacionado a la pureza sexual de lo que creemos, de tal manera que una persona virgen no solo es una persona que nunca ha tenido relaciones sexuales, sino que ni en su mente ha albergado pensamientos de deshonra frente al sexo, esto confronta a toda persona, de toda cultura o nación, a una sola pregunta ¿realmente soy virgen? Creo que la respuesta cuando se es sincero es no, no hay bueno ni aun uno.

Es importante recordar que el sexo es lícito dentro del matrimonio no teniéndolo como base del mismo, pues Jesucristo debe ser el fundamento del matrimonio, debido a que el sexo es un privilegio que se adquiere en el vínculo perfecto del matrimonio por el esposo y la esposa. En el vínculo de este gran misterio llamado matrimonio el sexo también viene a ser como un arma que ayuda a vencer la inmoralidad sexual y la lujuria, es algo muy interesante, porque realmente satanás y el pecado no han creado nada, absolutamente nada, ni siquiera un deseo, sino todo lo que han hecho es pervertir los buenos deseos que Dios ha puesto en el corazón del ser humano. Según lo anterior, podríamos decir que el sexo es un buen deseo, pero que ha sido pervertido de muchas maneras por el mismo satanás.

“…por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios...” Romanos 3: 23 (RVR 1960)

Así como un virus en una pandemia, todos estamos expuestos al mal deseo de la lujuria y de la inmoralidad sexual, pero es algo que no podemos enfrentar solos, con nuestra filosofía, nuestras propias fuerzas, ni nada semejante, sino solo con las fuerzas de Dios, con la armadura del Señor, la cual solo es posible obtener cuando en nuestro corazón se pronuncia el precioso destello del arrepentimiento, dejando todo lo malo atrás, para seguir a Jesucristo, nuestro Señor y Salvador.

“Por tanto, puesto que tenemos en derredor nuestro tan gran nube de testigos, despojémonos también de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos envuelve, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante” Hebreos 12: 1 (LBLA)

La sexualidad es un don maravilloso que recibimos de Dios, no debemos despreciarlo, ni menospreciarlo, sino rechazar todo pensamiento de lujuria. La lujuria, según John Pipper, es deseo sexual sin honor y sin santidad. Hombres como mujeres luchan contra la lujuria, todos tenemos que enfrentar estas tentaciones todos los días, pero Dios dice en su Palabra:

“No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.” 1 Corintios 10:13 (RVR 1960)

Toda lujuria es mala, preséntese de la manera que se presente, así se vea “refinada y sutil” o “cruel y oscura”, perversas son sus intenciones, al primer momento puede verse y saborearse dulce como la miel, pero luego empieza a tomar su propia esencia que es amarga y dañina al cuerpo, al alma y al espíritu, y en cualquier forma que se presente está motivada por el deseo pecaminoso. Es menester hacer frente a las tentaciones que alimentan la lujuria, con la verdad que solo Dios puede darnos, la cual disfrutaremos si seguimos las instrucciones que Dios nos ha dado en su Palabra. Si nos dejamos guiar por la Palabra de Dios nunca tropezaremos (lea Salmos 119:9-11)

“Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” Jeremías 17:9 (RVR 1960)

 “Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor.” 2 Timoteo 2:22 (RVR 1960)

En el camino de santificación, el creyente necesita rendir su corazón a Dios continuamente, a fin de que el Señor le de fuerzas para obedecer con ánimo sus mandamientos.

 “Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.” Hebreos 12:3 (RVR 1960)

La iglesia es un lugar de edificación para el creyente, quien desde un comienzo necesita ser instruido en la obediencia a Dios para que sobre toda cosa que guarde, cuide su corazón, como enseña Proverbios 4: 23, proponiendo en su corazón no contaminarse con la lujuria, sino vivir en integridad, buscando así tener su primera relación sexual con su marido (en el caso de la mujer) o con su mujer (en el caso del hombre), pues es parte del plan perfecto de Dios en el matrimonio, pero de hacerlo fuera del precioso vinculo del matrimonio tendrá que asumir las terribles consecuencias.

La sexualidad del ser humano es sagrada, el sexo no es un juego, donde se pueda hacer o practicar cuantas veces se antoje con quien quiera sin recibir ningún daño, porque quien vive en lujuria no solo peca contra Dios sino contra su propio cuerpo, alma y espíritu peca, si no crees que es así entonces mira la vida de las personas que han vivido así o pregúntale tú mismo a ellas como se sienten con sus vidas y te aseguro que muchas responderán con sus palabras o vidas que están rodeados de tristeza y soledad. Piensa muy bien antes de tomar cualquier decisión y propón en tu corazón mantener tus pensamientos centrados en el Señor, pues todo empieza con nuestros pensamientos, es así que la pureza sexual, más que abstinencia es limpieza, limpieza que solo puede hacer el Señor en un corazón sucio pero contrito y humillado ante El.

Dios ha creado todo puro y el sexo fue un diseño de Dios, pero la perversión del hombre ha contaminado aun la santidad del sexo.

“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto meditad.” Filipenses 4: 8 (LBLA)

En levítico capítulo 18 el Señor mandó a su pueblo Israel a no hacer lo mismo que hacían los egipcios y cananeos, quienes practicaban diversas perversiones sexuales, sino a vivir de una manera santa, lo cual también tiene una promesa, una promesa de bendición trascendental.

“Si obedecen mis decretos y mis ordenanzas, encontrarán vida por medio de ellos. Yo soy el Señor.” Levítico 18: 5 (NTV)

La obediencia a Dios siempre produce vida para el ser humano, esperar en su voluntad siempre será lo mejor.

“Absténganse de toda forma de mal. Y que el mismo Dios de paz los santifique por completo; y que todo su ser, espíritu, alma y cuerpo, sea preservado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Aquel que los llama, el cual también lo hará.” 1 Tesalonicenses 5: 22-24 (NBLA)

No participar de lo que hace el mundo es una batalla, porque nuestra tendencia pecaminosa es atraída constantemente por nuestro entorno y también por nuestra carne. La mejor manera de lidiar con estas pasiones desordenadas es huyendo de las mismas.

“Si te mantienes puro, serás un utensilio especial para uso honorable. Tu vida será limpia, y estarás listo para que el Maestro te use en toda buena obra. Huye de todo lo que estimule las pasiones juveniles. En cambio, sigue la vida recta, la fidelidad, el amor y la paz. Disfruta del compañerismo de los que invocan al Señor con un corazón puro.” 2 Timoteo 2: 21-22 (NTV)

“Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca.” 1 Corintios 6: 18 (RVR 1960)

Apartarse del mal, abstenerse de pecar contra Dios, no puede tener una motivación religiosa, porque sería un ánimo incorrecto que siempre producirá fracaso, tarde o temprano. La verdadera motivación de un creyente al obedecer a Dios tiene que ser agradar a Dios, aunque esto implique renunciar a sus propios deseos.

“Luego Jesús dijo a sus discípulos: «Si alguno de ustedes quiere ser mi seguidor, tiene que abandonar su manera egoísta de vivir, tomar su cruz y seguirme.” Mateo 16: 24 (NTV)

La inmoralidad sexual se presenta de una manera atractiva pero su fin siempre será dañino no solo en el área física (gonorrea, SIDA, sífilis, entre otras enfermedades que pueden causar hasta la misma muerte), mental, sino también en lo emocional y espiritual, por esta razón el Señor nos instruye a vivir una vida santa, en donde reine el amor que no hace daño al prójimo ni a uno mismo. A continuación, se abordarán algunos de los problemas sexuales más comunes en la juventud para su orientación con base principalmente a la Biblia.

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