LA LUCHA DE VÍCTOR CONTRA LA INMORALIDAD SEXUAL
Muchas personas que viven en Cristo están
luchando solos contra el sistema, el diablo, la carne y la tentación de
diferentes pecados sexuales, antes de contar la historia de uno de ellos es
necesario reconocer que no es lo mismo vivir en el pecado que caer en el
pecado, un verdadero hijo de Dios no puede vivir en el pecado, aunque si caer
en el mismo. Por lo anterior si aún no has nacido de nuevo el primer milagro
que debes experimentar es el milagro del nuevo nacimiento (lee Juan 3).
“Los justos podrán tropezar
siete veces, pero volverán a levantarse…”
Proverbios
24: 16 (NTV)
LA HISTORIA DE VÍCTOR
Víctor fue atribulado desde su niñez
enfrentando continuamente la turbación del pecado, debido a que desde su
infancia muchos pensamientos anidaron en su cabeza, unos eran cavilar con
deshonra en su mente pensamientos obscenos hacia las mujeres y provocar un
conflicto en su interior con respecto a la vida y la muerte, de tal manera que
empezó a cuestionar hasta su propia existencia, produciendo en su ser un
despropósito y deseo por terminar su vida, pero fue en ese momento que clamó a
Dios de todo corazón pidiéndole perdón por sus pecados y confesando por fe que
Jesucristo murió en la cruz para salvarlo del pecado. Pero su vida y lucha
contra el pecado no terminó allí, sino más bien fue el comienzo de una batalla
diaria y constante, pero con la seguridad de la victoria en Cristo, quien
resucitó y está sentado a la diestra del Padre.
Creo que a todos nos gustaría que con el nuevo
nacimiento nuestros problemas externos e internos se acabaran por completo,
pero muchas veces ocurre lo contrario porque al tener un nuevo pensamiento y
una nueva mirada sobre el pecado nuestra lucha se intensifica contra todo tipo
de pecado, en ese proceso Dios quiere que aprendamos a confiar más en Él y a
reconocer día a día el evangelio, no solo en el día de nuestra conversión sino desde el día que fueron remitidos nuestros
pecados. Lo anterior es algo que Víctor ha ido comprendiendo en su caminar
con Dios, pero que aún le cuesta y sigue luchando con sus pensamientos, porque
después de tener un encuentro personal con Dios y de haber sido redimido por la
sangre de Cristo sus acciones empezaron a ser más orientadas para agradar a su
Señor, pero no todo se convirtió en color de rosas para él, porque su lucha
contra el pecado no terminó allí, sino se intensificó mucho más que antes,
debido a que al no buscar satisfacer sus propios deseos carnales tenía y tiene
que luchar constantemente en contra de ellos, en una lucha entre el espíritu y
la carne (lee Romanos 7).
En su adolescencia Víctor tenía amigos muy
groseros que en sus conversaciones hablaban continuamente de concupiscencias,
se la pasaba con ellos en los descansos del colegio para no estar solo y de
esta manera fue sembrando en su mente pensamientos de lujuria. Es importante
tener en cuenta las personas que nos rodean, porque, como dice Proverbios 13:
20 “camina con sabios y te harás sabio;
júntate con necios y te meterás en dificultades”. Precisamente eso fue lo
que le ocurrió a Víctor por no querer estar solo en los descansos se metió en
problemas, su corazón se fue enfriando poco a poco, alejando su mirada de
Jesucristo, para ver con lujuria a las mujeres, formando alrededor de su ser
una cadena que lo hizo esclavo por mucho tiempo del sexting. No quería continuar
viviendo para alimentar la lujuria, pero en muchas ocasiones lo hacía sin
satisfacción verdadera, porque el pecado no satisface sino hunde, todo lo que
ofrece son deseos insaciables.
En el sexting vivió dos años de largo sufrimiento
en los que se sintió sucio y le rogaba a Dios que le ayudara con eso hasta que
un día de profundo convencimiento en su pecado suplicó el perdón de Dios y dejó
esta terrible práctica, pero no fue un pecado de fácil salida, porque en
ocasiones volvió a recaer hasta que cansado y decepcionado de sí mismo hizo una
promesa a Dios de no volverlo a hacer y efectivamente dejó de hacerlo.
En el colegio donde estudiaba Víctor se hizo
un baile en donde los hombres le daban una vuelta a la mujer a través de un
abrazo muy cercano en el que era prácticamente inevitable no pensar en la
lujuria. Recordemos que lujuria, como se había mencionado anteriormente es un
deseo sexual desordenado que no tiene honor ni santidad. Para Víctor fue tan
agradable en su carne el baile que en su carne quería más cercanía con mujeres,
entonces fue en ese momento que reemplazó el sexting por el froteurismo. Lo hacía
cada vez que veía una oportunidad, hasta en el transporte público buscaba la
oportunidad de estar cerca a una mujer. No fue nada bueno para su vida sino
totalmente terrible, porque lo convirtió en una persona insegura de sí misma y
de la misma manera su relación con Dios se fue deteriorando. Víctor, aunque era
cristiano vivió por mucho tiempo como un fracasado porque alimentó tanto a su
carne que se dejó dominar por la misma, no porque era esclavo, sino como el
hijo prodigo vivió como si hubiera sido uno.
Las caídas de Víctor fueron un peso que duró
bastante tiempo hasta que empezó a tomar decisiones radicales en su vida. Pero
antes de ser radical en sus decisiones siguió pasando por muchas luchas
internas, no era algo de conducta sino de sus pensamientos, necesitaba
descansar verdaderamente en Dios y reconocer que si había muerto al pecado no
podía seguir viviendo en el mismo.
En muchas iglesias siguen enseñando que si
tienes una debilidad o un problema lo entregas a Dios y ya, no más problema,
todo feliz, pero la verdad es que la debilidad te podría acompañar el resto de
tu vida sobre esta tierra, porque el pecado no ha sido aniquilado por completo,
solo lo será hasta cuando el cuerpo muera y resucite para Cristo como un cuerpo
sin corrupción. Pero mientras vivamos sobre esta tierra el Señor quiere que
dependamos de Él, no nos va a quitar nuestra debilidad, sino nos dice “Bástate mi gracia; porque mi poder se
perfecciona en la debilidad” (2 Corintios 12: 9). No solo necesitamos a
Dios los domingos por la mañana sino todos los días en todo momento, pero no
como una religión con rituales extraños que al fin al cabo no nos cambia sino
nos lleva a seguir en las mismas, sino en la intimidad de nuestro corazón
pensar y meditar constantemente en Cristo y las maravillosas verdades de sus
enseñanzas.
En una u otra manera hemos pecado contra Dios,
puede ser que tengas alguna lucha como la tuvo Víctor, pero recuerda algo muy
importante, si es que en verdad has nacido de nuevo, que necesitas reconocer
que “Dios no nos ha dado espíritu de
cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1: 7).
Víctor intentó hacer muchas cosas para poder derribar el pecado que tanto lo
mortificaba, como practicar deporte o tener amigos, pero nada de lo que hacía
le ayudaba eficazmente con su ansiedad, hasta que en verdad fue convencido
profundamente de su pecado y se humilló ante Dios, para dejar toda ansiedad
sobre El, porque como dice 1 Pedro 5: 7 “Él
tiene cuidado de nosotros”. Saber y reconocer día a día que Dios le amaba,
recibir su Palabra, como un sediento busca el agua, desear más y más su
dirección y negarse a mí mismo fueron acciones que le han dado mayor libertad a
Víctor de su carga llamada pecado.
No somos libres por completo del pecado, pero
si lo seremos y esa debe ser nuestra mayor esperanza en la resurrección de los
muertos, ser libres por fin del pecado para siempre, porque en verdad es una
tristeza el pecado. No son buenas sus intenciones sino lo que busca es atarnos
para no avanzar en nuestra relación con Dios, por lo tanto, tenemos que ser
radicales y decirle NO al pecado, huir de la tentación, negarnos a nosotros
mismos, sufrir para no pecar en vez de
sufrir por el pecar, porque solo así podremos andar sobre esta tierra de
una manera agradable a nuestro Señor. La libertad que Dios nos ha dado solo es
posible disfrutarla en nuestro día a día, cuando reconocemos que somos siervos
de Jesucristo, no fuimos creados para satisfacernos a nosotros mismos sino a
Dios y en verdad que cuando buscamos hacer la voluntad de Dios nuestra vida
empieza a sentir genuino gozo.
La pornografía nunca fue un problema y nunca
lo iba a ser para Víctor, eso fue lo que pensó, también creyó que no iba a
continuar con el sexting ni el froteurismo en su vida pues había hecho una
promesa delante de Dios para no volverlo a hacer y efectivamente por muchos
años dejó de hacerlo. Pero en un momento de frustración, de no mantener su
relación cercana con Dios y no tener una iglesia de sana doctrina en donde
congregarse dejó que su corazón volviera a enfriarse hasta volver de nuevo a
pecados que ya había dejado como el froteurismo y el sexting, lo bueno fue que
estuvo en lo anterior por muy corto tiempo, comprendió su necesidad de volver
rápidamente de nuevo a congregarse en la iglesia y acercarse más a Dios. Fue
una batalla que dejó en manos de Dios y siguió así por algún tiempo manteniendo
su mente ocupada en Dios, pero en un momento de ocio fue tentado y cayó en la
pornografía y la masturbación.
Víctor fue tentado a ver pornografía después
de haber visto una película. La pornografía reemplazó el sexting y el
froteurismo. Para salir de la pornografía hizo promesas que rompió, ayunos,
oraciones, de nuevo estuvo tratando en sus propias fuerzas de salir de otro
pecado en el que solo era posible ser libre en Cristo. No puedes ser libre por
ti mismo del pecado, nadie que es esclavo puede tener libertad por sí mismo a
menos que alguien le de libertad y el único que puede darle libertad es Cristo.
El pecado es un opresor que hace trampas atractivas para que caigamos y seamos
sus esclavos, por lo tanto, tengamos mucho cuidado y sigamos el consejo de
Jesucristo:
“Sed sobrios, y velad; porque
vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a
quien devorar” 1 Pedro 5: 8 (RVR 1960)
El pecado puede verse atractivo pero tarde o
temprano mostrara lo que realmente es, algo asqueroso. Es sucio el pecado, es
lodo para el cerdo, una recreación y disfrute para quien no ha nacido de nuevo,
pero para una oveja es solo sufrimiento, entonces tengamos mucho cuidado.
Nuestro adversario anda incitando a los hijos de Dios a hacer lo malo
mostrándoles como delicioso lo sucio que es el pecado, por lo tanto huyamos de
la tentación, no lidiemos con ella sino huyamos de sus redes, como dice 2
Timoteo 2: 22 “Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el
amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor.”
Víctor buscaba reemplazar un pecado por otro,
así lo hizo por muchos años, hasta que comprendió de corazón que necesitaba
despojarse radicalmente del viejo hombre como dice Efesios 4: 22-24 y dejar que
el Espíritu Santo renovara sus pensamientos y actitudes. No solo era quitarse
la ropa sucia del pecado sino dejarse limpiar por Dios y vestirse de la nueva
naturaleza creada según Dios en la justicia y santidad de la verdad. La vida de
Víctor ahora es un testimonio para muchos de no bajar la guardia frente al
pecado, de estar alertas y atentos, de cambiar hábitos malos por buenos, vencer
con el bien el mal, pero sobre todas las cosas de que nuestra motivación
siempre sea agradar a Dios con todo lo que somos.
Es necesario decirle NO al pecado, NO a lo que
nos hace daño, porque todo pecado afecta de manera negativa nuestra relación
con Dios, rechacemos la oferta del sistema para poder disfrutar de la victoria
de Cristo contra el pecado en la cruz.
Son muchos testimonios de hombres y mujeres
que han perdido la sensibilización a causa de la lujuria, ya no tienen placer
en nada, viven una vida muy triste y amargada. Es que todo pecado produce
aflicción, por lo tanto, tengamos mucho cuidado y huyamos de tan asquerosa
vida. No permitamos que el ruido del pecado nos insensibilice para escuchar la
voz de Dios, se podría comparar al pecado también como un zancudo o mosquito
que solo hace ruido y no deja descansar, la única forma de evitarlo es
matándolo, espantándolo o huyendo del mismo. Así mismo hagamos con el pecado
matémoslo a diario en nuestro corazón, espantémoslo con la Palabra de Dios y
huyamos de la tentación para no caer en sus garras. Los siguientes son
versículos bíblicos que sirven de espada para poder atacar todo pensamiento que
quiere hacernos caer en el pecado:
“Todo lo puedo en
Cristo que me fortalece” Filipenses 4: 13
(LBLA)
“No permitan que el pecado controle la manera
en que viven; no caigan ante los deseos pecaminosos. No dejen que
ninguna parte de su cuerpo se convierta en un instrumento del mal para servir
al pecado. En cambio, entréguense completamente a Dios, porque antes estaban
muertos, pero ahora tienen una vida nueva. Así que usen todo su cuerpo como un
instrumento para hacer lo que es correcto para la gloria de Dios. El
pecado ya no es más su amo, porque ustedes ya no viven bajo las exigencias de
la ley. En cambio, viven en la libertad de la gracia de Dios.” Romanos 6: 12-14 (NTV)
“En cuanto a la pasada
manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a
los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y
vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad
de la verdad.”
Efesios 4: 22-24 (RVR 1960)
“¡Gracias a Dios! La
respuesta está en Jesucristo nuestro Señor. Así que ya ven: en mi mente de
verdad quiero obedecer la ley de Dios, pero a causa de mi naturaleza
pecaminosa, soy esclavo del pecado.”
Romanos 7: 25 (NTV)
“Antes exhortaos los
unos a los otros cada día, mientras todavía se dice: Hoy; no sea que
alguno de vosotros sea endurecido por el engaño del pecado.” Hebreos 3: 13 (LBLA)
“En medio de todos
nuestros problemas, estamos seguros de que Jesucristo, quien nos amó, nos dará
la victoria total.”
Romanos 8: 37 (TLA)
La vida del hombre es como estar en un barco
en donde la tormenta del pecado hizo que se hundiera, todos estamos ahogándonos
en medio de nuestra pecaminosidad, pero viene una persona lanzando salvavidas,
solo que unos lo reciben mientras otros prefieren ahogarse en el mar de la
muerte. Jesucristo es el Salvador y el Salvavidas, rechazarlo es condenarse a
la muerte, mientras que creer en Él es Salvación y Vida Eterna. No podremos
dejar el pecado y vivir en plena libertad a menos que comprendamos que nos estamos
ahogando y reconozcamos completamente a Jesucristo en nuestro corazón.
Una vez que comprendemos que el pecado es
mucho más vil y que está mucho más cerca de nosotros, y que se nos pega más de
lo que suponemos, seremos conducidos, confió y creo, a acercarnos más a Cristo (Ryle,
Santidad, p.32)[1]
No puedes luchar solo contra el pecado, nadie
puede, necesitamos que Cristo pelee por nosotros, si Él está al frente y si
buscamos continuamente su reino no daremos lugar al pecado en nuestras vidas,
por lo tanto, escucha el consejo de Dios que dice:
“Venid a mí todos los que
estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre
vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis
descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”
Mateo
11: 28-30 (RVR 1960)
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