LA ADICCIÓN ES UN NEGOCIO

 Las industrias ilegales que más reciben dinero hoy en día lamentablemente son la industria de la pornografía y el narcotráfico, es triste ver como los dueños de estas sociedades del mal se enriquecen a cuesta de muchas vidas arruinadas. Estas megaindustrias que en un tiempo eran ilegales se han convertido en legales, pero eso no quita su perversión, porque la ruina que produce es bastante, muchos investigadores concuerdan que aun los actores de la pornografía, principalmente las mujeres, son obligadas a grabar este tipo de videos o imágenes, es decir que son lo que algunos llaman “esclavas sexuales”, no solo eso sino que se ha comprobado según algunos estudios que la adicción a la pornografía no solo promueve este tipo de prácticas sino que en sus efectos podrían provocar peores consecuencias similares a las que tiene un adicto a las drogas.

Las drogas como la pornografía nunca serán un remedio para el alma, sino siempre una tortura aunque al principio produzcan un muy ligero y momentáneo placer, por lo anterior no sigamos llenando de dinero los bolsillos de estos capos de la adicción, porque el mal que ocasionan es bastante. Más bien seamos diferentes y busquemos con todas nuestras fuerzas ir en contra del sistema y del negocio de la adicción, poniendo nuestra mirada y fe únicamente en Cristo Jesús.

 

DEVUÉLVEME EL GOZO DE TU SALVACIÓN

Como cristianos tenemos momentos en que perdemos el gozo de la salvación de Dios, porque nos sentimos abatidos, tristes, aburridos, irritables, desesperados o angustiados, pero estos sentimientos aunque apagan el calor del gozo de nuestra salvación no nos quitan la salvación, porque la salvación no depende de nosotros sino de Dios, aun así es importante que no ignoremos la causa de nuestra perdida de gozo.

“Restitúyeme el gozo de tu salvación, y sostenme con un espíritu de poder.” Salmos 51: 12 (LBLA)

Podemos sentir que hemos perdido el gozo de la salvación de Dios por nuestro pecado, orgullo y soberbia, una transgresión no confesada o no superada, por dejarnos llevar por los afanes del sistema, por no ser agradecidos, por la muerte de un ser querido, por una oración aparentemente no contestada, entre muchas otras razones,  pero sea lo que fuere, su raíz verdadera es el pecado, por esa razón es que el salmo 51 es una oración de un pecador arrepentido. Lo único que el pecado causa en un verdadero hijo de Dios es tristeza, desánimo y abatimiento del alma, por lo tanto busquemos estar lo más lejos posible de lo que quiera llevarnos a cometer pecado y acerquémonos confiadamente a Dios, constantemente, todos los días, porque solo en El hay descanso para el alma abatida, agua para el sediento y pan para el hambriento.

Necesitamos arrepentirnos todos los días delante de Dios, porque todos los días pecamos, sea por hacer lo malo o no hacer lo bueno, por lo tanto no solo expresemos nuestro arrepentimiento a Dios diciéndole perdón sino también demostremos con nuestros actos, como señal de nuestro arrepentimiento, que procuramos agradar a Dios, atesorando primeramente en nosotros la bendita Palabra de Dios, a fin de obedecerla y compartirla.

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