LA ADICCIÓN ES IDOLATRÍA
Las adicciones son otra forma para referirse a un acontecimiento que se ha dado desde el mismo momento en que el pecado entró al mundo: la idolatría. La idolatría ha estado relacionada desde sus comienzos a pecados sexuales por la misma razón de que es una desviación humana que también abarca su sexualidad.
La idolatría se refiere a adorar a un dios que
no es Dios, es decir es tener en el primer lugar de nuestra vida a algo o
alguien que no es Dios, de tal pecado el Señor advirtió a Israel en Éxodo 34:
12-17 de la siguiente manera:
“Cuídate de no hacer pacto con los
habitantes de la tierra adonde vas, no sea que esto se convierta en tropezadero
en medio de ti; sino que derribaréis sus altares y quebraréis sus pilares
sagrados y cortaréis sus Aseras (pues no adorarás a ningún otro dios, ya
que el Señor, cuyo nombre es Celoso, es Dios celoso) no sea que hagas
pacto con los habitantes de aquella tierra, y cuando se prostituyan con sus
dioses y les ofrezcan sacrificios, alguien te invite y comas de su
sacrificio; y tomes de sus hijas para tus hijos, y ellas se prostituyan
con sus dioses, y hagan que también tus hijos se prostituyan con los dioses de
ellas. No te harás dioses de fundición.” (LBLA)
La idolatría deshonra el nombre de Dios, como
cristianos no podemos permitir este pecado en nuestras vidas, pero muchas veces
lo hacemos, por lo que se nos exhorta a huir de la idolatría, a huir de todo
tipo de adicción.
“No os ha sobrevenido ninguna tentación
que no sea común a los hombres; y fiel es Dios, que no permitirá que vosotros
seáis tentados más allá de lo que podéis soportar, sino que con la tentación
proveerá también la vía de escape, a fin de que podáis resistirla. Por
tanto, amados míos, huid de la idolatría. Os hablo como a sabios; juzgad
vosotros lo que digo.” 1 Corintios 10: 13-14 (LBLA)
Las adicciones son una esclavitud de la que
ningún ser humano puede ser librado por sí mismo sino únicamente por la gracia
y la providencia de Dios.
“Porque por gracia sois salvos por medio
de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para
que nadie se gloríe.” Efesios 2: 8-9 (RVR 1960)
La única forma de huir
de la tentación es huyendo y esta acción es posible
cuando no se razona con la tentación debido a que hay convicción en Cristo y
temor a Dios, por lo tanto cuando no le damos a Dios la silla del primer lugar
en nuestra vida, le estamos dando ese espacio a la idolatría y nuestro corazón
consecuentemente se convertirá en un blanco fácil para cualquier adicción.
“Sabemos que somos de Dios, y el mundo
entero está bajo el maligno. Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y
nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el
verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida
eterna. Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén.” 1
Juan 5: 19-21 (RVR 1960)
El objeto que
domina a una persona en su conducta o hábito es llamado el objeto de adicción o
ídolo, porque todo tipo de adicción es idolatría. Cuando no es Dios quien
controla tu vida entonces de seguro será algo o alguien más, hasta puedes ser
tú mismo el objeto de tu culto, por esta razón el problema central de la
adicción es un problema de engaño espiritual pues se obedece a un dios que no
es Dios.
“…Ellos acudieron a
Baal-peor, se apartaron para vergüenza, y se hicieron abominables como aquello
que amaron” Oseas 9: 10 (RVR 1960)
Así como pasó
con Israel puede pasar con cualquier persona, ir quizás no a un ídolo llamado
Baal-peor sino a otro llamado cigarrillo, drogas, bulimia, pornografía, que
producirán el mismo efecto: apartarse para vergüenza y hacerse abominable igual
que aquello que idolatran o son adictos, en otras palabras se convierten en la
basura de la que tanto se alimentan, lo anterior puede ocurrir también en una
persona que está bajo la gracia de Dios, como lo enseña el hijo prodigo (Lucas
15: 11-32), pero no puede durar por mucho tiempo en esta condición, porque su
misma nueva naturaleza lo tendrá que llevar de nuevo al arrepentimiento y
reconciliación con Dios, pero de disfrutar andar en el estiércol de la
idolatría no es hijo sino enemigo de Dios, porque solo el que ama lo que
aborrece el Señor es adversario de su gracia y amor. A continuación se
enseñaran algunas de las adicciones más comunes.
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