EL MILAGRO EN BRAYAN

 Brayan era un joven que desde su niñez escuchó el consejo de Dios, principalmente por su abuela Lybia y aunque en su niñez prestaba mucha atención a lo que decía su abuela sobre Dios, en su época de adolescencia con tantas situaciones que rodearon en su mente y lleno de amigos que lo incitaban al mal, no pudo resistir más ante la oferta de una vida aparentemente fácil y cedió poco a poco al pecado hasta llegar al mundo de la adicción de las drogas.

Brayan aprendió bien a ocultar su otra vida, esa vida oscura que había empezado a construir, pero no pasó mucho tiempo hasta que se dio a conocer a todos el cambio para mal que estaba ocurriendo en este joven. Brayan ya no podía quedarse en la casa, no soportaba los regaños de sus padres, por lo que tomó sus cosas, se fue a vivir en otra ciudad y en aquella nueva ciudad donde empezó a crear su primera pandilla y una de las más temidas de aquel lugar y quizás de todo el país. Ellos se reunían para fumar no solo cigarrillo sino todo tipo de sustancias psicoactivas, y luego de ello se iban a lo que llamaban “trabajar” cada uno desde “su profesión”, la principal “profesión” (así le decían) de Brayan era saquear casas.

El trabajo para ellos era ir a las casas y robar las pertenencias de quienes residían allí, así como asaltar a personas, pero este oficio nunca fue sencillo, según cuenta Brayan “cuando íbamos a robar una casa sentíamos una fuerza muy grande que nos impulsaba a hacerlo, pero cuando nos agarraba el dueño de la casa nos sentíamos tan solos y frágiles que parecía que nadie estaba con nosotros”.

La fuerza que empezó a dominar el comportamiento de Brayan lo llevó a cometer muchos crímenes en su país, no solo eso sino que empezó a formar a otros jóvenes en la delincuencia para que se unieran a la pandilla. Así, en esa triste vida pasaron varios años, hasta que cansado de tanto vacío volvió a su casa, pero no porque quería verdaderamente dejar su adicción y vergüenza sino porque buscaba tener un tiempo para dormir tranquilo en su hogar, pero al llegar vio a su abuela que arrodillada en la sala de su casa oraba por su nieto, lo que ocasionó que Brayan se molestara tanto que la insultara y se marchara de nuevo, pero estaba tan cansado que luego de dos horas volvió en silencio a su hogar. Lo anterior aunque le molestó empezó a inquietar su corazón de tal manera que en sus propias fuerzas buscó la manera de dejar esa vida que sabía no le hacía bien.

Brayan cuando fumaba dejó de hacerlo en compañía de sus amigos, así también hizo en el “trabajo”, porque pensaba que el problema principal eran sus amistades y lo mejor para él sería alejarse de ellas, pero poco a poco fue comprendiendo que su problema más grande habitaba dentro de él, por lo que dejó la ciudad donde vivía y se fue a vivir donde su abuelo, pues sabía que él era un hombre estricto y exigente, creía que era eso lo que necesitaba para poder salir de su mundo de vicio.

La esclavitud al pecado que experimentó Brayan le encegueció pero también le motivó a desear su libertad de tal manera que se sometió a la autoridad de su abuelo y a sus exigencias aunque al principio le resultaba un poco difícil hacerlo. Su abuelo tenía como regla en su casa que todos los días se hacían los devocionales, se compartía en el hogar y que los domingos nadie estaba en la casa sino todos iban a la iglesia. Aunque lo anterior le molestaba en algunas ocasiones sabía que sería bueno para su vida, así fue que con el amor de su familia, especialmente de su abuela que aun con todo y sus errores seguía amándole empezó a comprender la gracia de Dios y como el hijo prodigo volvió a los brazos de su Creador y Salvador.

Brayan dejó su profesión antigua de delincuente, así como las drogas, empezó a cuidar mejor su apariencia física, pero sobre todo su vida integral, es decir, su ser, para agradar mejor a Dios. Fue así que dejando atrás su vida pasada se refugió en el amor del Señor, buscó una iglesia de sana doctrina en donde reunirse y poco a poco fue aprendiendo del Señor de tal manera que empezó a reemplazar sus malos hábitos por buenos, dejando poco a poco el control de su mente a Dios. No fue un camino fácil, porque hubo ocasiones donde parecía volver, tuvo varias recaías, pero en ese proceso de perseverancia y fortaleza en la Palabra de Dios pudo salir hasta llegar a ser hoy en día una persona que pasó de formar a personas para el mal a buscar formar a personas para el bien, es decir para la gloria de Dios por medio de un discipulado en la Palabra de Dios.

Brayan buscando restituir su vida habló con muchos de los que formó como criminales y les compartió del evangelio, aunque la mayoría no escuchó, antes ofendidos se quejaron ante él y lo culparon de su esclavitud, aun así siguió hablándoles del amor de Cristo arrepentido por el mal que había hecho en ellos. Ahora, hoy en día, Brayan es un hombre casado que se está formando en un seminario teológico para servir cada día mejor al Señor. Si Dios pudo hacer este milagro en la vida de Brayan de seguro que lo hará en ti, como en cualquier otra vida que en verdad se arrepiente y cree en El.

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