CONSEJOS CURATIVOS
A un niño se le advierte constantemente de muchos peligros, diciéndole por su bien cosas como “no te metas ese lápiz a la boca”, “espérame y no te vayas a ir a la carretera”, “ten cuidado al correr porque puede pasar una bicicleta”, “mastica bien para que no te atorres”, entre otras cosas, pero muchas veces no escucha, por lo que tiene que haber una corrección y si tuvo un accidente que le ocasionó por ejemplo una lesión, es necesario buscar la forma de que sea curado llevándolo al médico o sanándole en la casa con los cuidados pertinentes. Ahora bien cuando nos referimos a consejos curativos es muy similar a lo anterior, la idea sería no llegar a hablar de los mismos, pero por no seguir los preventivos es que se hace necesario que hablemos de los consejos curativos y eso sí que es más complejo, porque la lucha de cada uno es diferente, su proceso es individual, por lo tanto su forma de lidiar con los mismos no será igual para todos, pero se hablaran de algunas generalidades en el presente libro, las cuales esperamos sean de gran bendición para tu vida y para la de otros en tu lucha por el dominio propio, la libertad del pecado y de sus consecuencias.
NIÉGATE A TI MISMO
No siempre
tenemos que hacer lo que queremos, ni tampoco es bueno que nos dejemos llevar
por nuestro engañoso corazón, aunque seamos cristianos, porque muchas veces
vamos a querer volver a nuestras viejas y malas costumbres pero es allí cuando
la convicción debe ser más fuerte que nuestra emoción para no obrar conforme a
la carne sino conforme al espíritu.
“Entonces
Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí
mismo, tome su cruz y sígame.”
Mateo 16: 24 (LBLA)
Creo que si es
esto lo único que se te queda de este libro es suficiente para el tema de
adicciones y otras vergüenzas, porque la única manera de ser libres de toda
atadura infernal es negándose a sí mismo, tomar nuestra cruz, estar dispuestos
a sufrir de ser necesario y seguir a Jesucristo, porque la libertad solo es
conseguida cuando se deja la esclavitud y se vive para Jesucristo, pero un
esclavo del pecado no puede negarse a sí mismo, ni ser libre de su atadura a
menos que sea librado por el único que puede darle libertad, Jesucristo, por lo
tanto siempre es importante recordar que solo es en Jesucristo que podemos
seguir a Jesucristo.
La batalla
contra la carne es interna, en donde la carne, incitada por satanás, quiere
hacer lo contrario a la santidad de Dios, por lo que debemos someterla, sin
permitirle que tome el control. Cuando Jesucristo gobierna nuestra vida, ya el
pecado no tiene autoridad sobre nosotros, pero puede tener “poder” a medida que
se lo permitamos, por lo tanto no le dejemos hablar, ni le escuchemos, porque
es solo mentira lo que dice.
No es fácil esta
batalla por el dominio propio, porque en el proceso muchas veces de tantas
caídas puedes llegar a pensar cosas como “nunca voy a salir de eso”, recuerdo
en una ocasión que fuimos a compartir a habitantes de calle que un señor como
de unos cuarenta años nos dijo que tenía una familia hermosa pero él lo había
echado todo perder por su adicción, luego, nos miró fijamente y lleno de
lágrimas nos dijo en forma de ruego “por
favor ayúdenme a salir de esto, porque no he podido” lo que nos generó compasión
y un compromiso de apoyo a su vida, así fue que uno de los que estaba sirviendo
con nosotros recordó un centro de rehabilitación cristiano en donde lo llevó
para apoyarle en su proceso. Parece imposible salir de situaciones como la
mencionada anteriormente, muchos han perdido la esperanza, pero recuerda que en
Jesucristo si es posible ser verdaderamente libre, por lo tanto si estas
enfrentando alguna adicción mantente firme en el pensamiento de que un día en
Cristo saldrás libre de aquello que no te permite avanzar, lucha llenando tu
mente de la bendita Palabra de Dios y cuando caigas confiésale tu pecado a
Dios, haz los ajustes necesarios y vuelve de nuevo a la batalla en contra de
este gran mal hasta tener la victoria total en Cristo Jesús.
No te canses de
luchar, no importa lo que digan los demás, porque muchos te dirán que nunca
saldrás de eso que te ha atado quizás por muchos años, aun tú mismo te dirás a
ti mismo lo anterior, pero lo importante es lo que dice Dios, porque solo en El
hay verdad y libertad, en Jesucristo
puedes ser libre aunque parezca imposible, porque nada hay imposible para
Dios.
“Él les dijo: Lo que es imposible para los
hombres, es posible para Dios.” Lucas 18: 27 (RVR 1960)
“Si
permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que
queréis, y os será hecho.”
Juan 15: 7 (RVR 1960)
“Dijo
entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis
en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la
verdad, y la verdad os hará libres.” Juan
8: 31-32 (RVR 1960)
La libertad es
inmediata para el que cree en Jesucristo, pero el proceso de asimilación de
aquella libertad es continuo, porque muchas veces olvidamos que en Jesucristo
somos libres, por eso es que el creyente que está luchando contra algún pecado
en su vida tiene que recordar la libertad que le dio Jesucristo, en ese camino
de recordar es necesario que haga sufrir a su carne para disfrutar de su
libertad, porque en su interior alberga un enemigo que lo quiere ver destruido
y no estará nada contento en saber de su libertad en Cristo.
“Entonces
Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí
mismo, tome su cruz y sígame.”
Mateo 16: 24 (LBLA)
Nótese que más
que negarse a sí mismo es importante que tengamos primeramente el deseo de ser
un discípulo de Jesucristo, porque el anhelo profundo de ser un discípulo de
Jesucristo será la motivación principal que nos fortalecerá para hacer lo
necesario aunque esto implique negarse a sí mismo, sufrir, agonizar o morir con
el fin de agradar a aquel que nos amó y dio su vida por nosotros.
Comentarios
Publicar un comentario