TODOS SON IGUAL DE IMPORTANTES EN EL SERVICIO A DIOS CONFORME AL LLAMAMIENTO DE DIOS
“De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.” Romanos 12: 6-8 (RVR 1960)
Después de los indicativos vienen los
imperativos o tambien se podría decir que los indicativos preceden a los
imperativos, lo que significa que después de haber explicado con claridad la
doctrina del evangelio a la Iglesia el apóstol Pablo hace un llamado a los
deberes que la Iglesia tiene, esto lo ha comenzado a decir de manera explícita desde
el primer versículo de este capítulo. La Iglesia tiene una identidad clara en
el Señor, por Gracia Soberana de Dios, y en esta identidad se le ha enseñado a
guardar la humildad y la unidad en medio de su diversidad.
La Iglesia debe mostrar su humildad y unidad
en el servicio, en el cual es posible reconocer los diferentes dones. La
diversidad de dones tambien se puede referenciar como la multiforme gracia de
Dios, porque los dones son recibidos por gracia, de una manera particular en
cada miembro de la iglesia, los que se nombran en este pasaje son: profecía,
servicio, enseñanza, exhortación, repartir, liderar, misericordia, se puede
decir que hay otros, pero lo que el apóstol quiere hacer énfasis en este pasaje
es que Dios ha llamado a cada miembro de la Iglesia a servir de una manera
particular y que sin importar a donde lo ha llamado debe hacerlo con alegría.
No hay tal cosa de que existen unos dones
mejores que otros, porque aunque todos fueron repartidos de manera diferente
son igual de importantes para Dios y nosotros debemos reconocerlo asi. Es tan
importante la persona que esta limpiando en la iglesia como el que esta exhortando,
es igual de importante el que recibe a las personas como el que las despide,
reconocer lo anterior es caminar juntos en humildad y unidad. No es sabio que
un hombre de Dios que no cumpla los requisitos del obispado (Tito 1 y 1 Timoteo
3) y que no ha sido llamado a enseñar pastoree
como tampoco lo contrario, porque en el primer caso no hay
correspondencia y en el segundo no hay obediencia, ambos son dañinos para la
iglesia.
La aplicación de este pasaje para la Iglesia
es a honrar cada ministerio con el mismo valor, en pro de la unidad y humildad,
a no creer que el pastor es el más importante, como tampoco los diáconos o los
misioneros, sino que necesitamos reconocer el mismo valor de importancia del
ujier que con el consejero o con el que reparte a los pobres y evangeliza, y
este reconocimiento tiene que ir a la par con el servir, porque fuimos llamados
a servir a Dios conforme a los dones que nos ha dado. Todo cristiano tiene la
misma honra, pero debe ser fiel a su llamamiento. Si alguno pregunta ¿Cómo se cuál
es mi don? La respuesta es sencilla: sirviendo en humildad, porque en el
servicio no solo tu sino que los demás hermanos de la Iglesia reconocerán mucho
más fácilmente tu don, pero primeramente ora pidiéndole a Dios que te muestre a
donde te esta llamando.
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