RECONCÍLIATE CON DIOS Y DA GRACIAS A DIOS


“Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia” Romanos 6: 17- 18 (RVR 1960)

Dar gracias a Dios no solo debe ser una acción de un solo día del año, una oración antes de tomar los alimentos o de dormir, sino debe ser una continua expresión y reacción de nuestras vidas a Dios, es decir un estilo de vida para el cristiano, porque dar gracias a Dios es una respuesta sabia a la Gracia de Dios. La Gracia de Dios es un favor no solamente que no es merecido, sino que es contrario a lo que merecíamos ¿Qué merecíamos?

Nosotros, todos sin excepción alguna, como hemos aprendido en la epístola a los Romanos, merecemos el infierno eterno, la muerte para siempre, la condenación sin fin, vivir en un lugar de tormento continuo donde la lombriz de la muerte y el fuego nunca cesan de angustiar el alma porque ellos son llamados a torturar, como los legítimos verdugos que en justicia proceden, a castigar al culpable que ha pecado contra el único y verdadero Dios Eterno, este culpable tiene como culpa su pecado, el cual es infinito, por lo tanto solo puede pagarse en un sinfín de muerte. No es una comedia, ni un fruto de la imaginación, sino la realidad cruel y espantosa que Jesucristo mismo advirtió tan recurrentemente que en una gran cantidad de ocasiones se refirió a este lugar mucho más que al mismo paraíso o lugar celestial (Mateo 7:23, 8: 12, 29; 22: 13; 25: 32, 41; Luc. 16: 23-26; Juan 3: 36; Rom. 2: 5, 6: 23; 1 Tes. 1: 10; Heb. 10: 26-27; 2 Ped. 2: 17; Ap. 14: 11, 19: 20, 20: 10, 21: 8).

En este lugar la ira de Dios estará sobre los hombres que no dieron gracias a Dios, que rehusaron creer en el Hijo, ellos, no estarán por unos años, ni siglos, sino por siempre, sin posibilidad alguna de rescate. No es nuestro deseo llevar al lector al escándalo, pero si a la realidad del peligro inminente que se acerca a su vida si es que no se ha arrepentido y confiado verdaderamente en Jesucristo. Por lo anterior, se hace un llamado de advertencia a quien no cree, a la fe, a la fe en Jesucristo en donde encontrará la vida eterna, y al creyente se le exhorta a vivir en agradecimiento a Dios, fue por Gracia que ha sido salvo y su sendero es uno que solo podrá ser caminado dignamente en el agradecimiento a Dios, es que el sendero de la santificación es uno de agradecimiento a Dios y nos equivocamos, dejándonos llevar por el orgullo, cuando no damos gracias a Dios, no respondemos dignamente al digno llamado con el que Dios nos hizo verdaderamente dignos, por medio de Jesucristo.

Recordemos quienes éramos, esclavos, sin posibilidad alguna para hacer el bien, completamente imposibilitados para acercarnos a Dios, pero Dios en su Gracia nos condujo a obedecerlo, a dejar  nuestro pecado y seguir fielmente su doctrina, a dejar la esclavitud al pecado para servir a la justicia, como siervos de la justicia y es que podríamos afirmar con seguridad que Dios nos rescató pagando el precio de nuestro pecado, para librarnos de Su Ira, por medio del Sacrificio de Jesucristo, para ser siervos de la justicia, es decir esclavos libres, porque solo los que son esclavos de Jesucristo, siervos de Jesucristo, son verdaderamente libres.

La libertad no es hacer lo que queremos, porque ni sabemos que es lo que queremos realmente, sino es hacer lo que Dios quiere, lo cual es sabio, bueno y justo, se podría decir que un sinónimo de justicia es bueno. Por lo anterior la acción de gratitud a Dios es un buen camino que nos hace bien, sigámoslo, respondamos correctamente a Dios y a su preciosa Obra Redentora que nos restauró llevándonos a la reconciliación con Él, a someternos a Él como Él quiere, a estar de acuerdo con Él, porque esto significa reconciliación con Dios, estar de acuerdo con la Palabra de Dios. Si alguno no esta de acuerdo con la Palabra de Dios es porque aun no ha sido reconciliado con Dios y debe primeramente reconciliarse con Él, no significa que un cristiano no tenga luchas en su fe, pero anda en un camino en el que Dios está fortaleciendo su fe y confianza en Él. En conclusión, este llamado que hace el Apóstol Pablo en estos dos versículos se puede decir que es doble: para los que no creen: Reconcíliate con Dios, y para los que creen: Vive en agradecimiento a Dios.

“El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.” Juan 3: 36 (RVR 1960)

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