PAGUEN LO QUE DEBAN
“Por tanto, es necesario someterse, no solo por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. Pues por esto también ustedes pagan impuestos, porque los gobernantes son servidores de Dios, dedicados precisamente a esto. Paguen a todos lo que deban: al que impuesto, impuesto; al que tributo, tributo; al que temor, temor; al que honor, honor.” Romanos 13: 5-7 (NBLA)
Los
presidentes, magistrados o gobernantes son ministros de Dios, aun cuando ellos
no lo saben. Dios les ha dado autoridad para que infundan terror al que es
malvado, esta es la función principal del cargo que han recibido, no por manos
del pueblo o de otras personas, sino primeramente de Dios, porque es Dios quien
quita y pone reyes, quien quita y pone presidentes o gobernantes (Dan. 2: 21).
Por lo anterior ellos darán cuenta delante de Dios del cargo que ejercieron, como
servidores de Dios, asi como nosotros tambien debemos responder ante Dios de
nuestra actitud hacia ellos.
Las
autoridades que Dios ha puesto sobre nosotros debemos obedecerlas, a menos que
sus órdenes sean contrarias a la voluntad de Dios (Hch. 5: 29), es un
mandamiento que se nos exhorta a recordar constantemente como enseña Tito 3:
1-11, porque por nuestro ejemplo tambien testificamos de la bondad de Dios
nuestro Salvador, y de su amor para con los hombres. No tenemos gobiernos que
sean justos, somos conscientes de ello, pero con todo y eso se nos ordena a
pagar los impuestos, a procurar ser ciudadanos ejemplares que se destaquen por
su buena conducta. Jesucristo mismo cuando estuvo sobre esta tierra como hombre
pagó impuestos para evitar causar alborotos innecesarios (Mat. 17: 24-27). Pagar
impuestos no es algo que debiera preocuparnos, ni entristecernos, pero en
momentos resulta ser un gran problema para nosotros, porque olvidamos que nuestra
ciudadanía no está en la tierra sino en el Reino de los Cielos, es por eso que
tambien debemos recordar la respuesta que dio Jesucristo a quienes le preguntaron
¿Es lícito dar tributo a César, o no?, una pregunta que fue hecha con una mala
intención, pero Jesucristo les dijo:
“
¿Por qué me tentáis, hipócritas? Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le
presentaron un denario. Entonces les dijo: ¿De quién es esta imagen, y la
inscripción? Le dijeron: De César. Y les dijo: Dad, pues, a César lo que es de
César, y a Dios lo que es de Dios. Oyendo esto, se maravillaron, y dejándole,
se fueron.” Mateo 22: 18-21 (RVR
1960)
Paguemos
lo que debamos pagar y dejemos de fijar nuestra mirada en este mundo pasajero,
porque no es nuestra morada eterna. Si tenemos una deuda con un banco o alguien
nos ha prestado paguémoslo, no debamos nada a nadie, si no tenemos dinero
busquemos un trabajo, vendamos tamales, limpiemos carros, busquemos una sabia
estrategia para obtenerlo, y propongámonos ahorrar para poder pagar nuestras
deudas, no nos quedemos endeudados con nadie, porque fuimos llamados a ser
libres, porque “el que toma prestado es siervo del que presta” (Prov. 22: 7). No
seamos rebeldes, porque en la rebeldía no hay libertad sino opresión, sino
seamos fieles a nuestra conciencia y sometámosla a la Autoridad de las
Escrituras que nos enseña a Jesucristo quien se humilló a sí mismo, al hacerse
hombre, y se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz (Filip. 2: 8),
por lo tanto respetemos al que debamos respetar, honremos a quien tengamos que
honrar, y no debamos a nadie nada. No olvidemos que a quien debemos respetar y
honrar en primer lugar es a Jesucristo quien pagó la deuda que nosotros nunca
hubiéramos podido pagar.
SDG
Comentarios
Publicar un comentario