¿MUERTOS Y VIVOS?

 “Él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia. Entre ellos vivíamos también todos nosotros en otro tiempo, andando en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos; y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos). Juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.” Efesios 2:1-7 (RVR 1995)

Muertos, sin vida, es la condición natural de todo ser humano que nace en este mundo, pero ¿muertos y vivos? Sí, estamos vivos en el sentido de que respiramos y nuestros órganos vitales funcionan, pero muertos en que no solo somos cuerpo, sino el cuerpo es el cascaron de lo que realmente somos e importa que es nuestra alma. Nuestro cuerpo muere progresivamente, pero nuestro espíritu nace muerto, porque el espíritu es nuestro ser interior que nos permite relacionarnos con Dios, pero como está muerto no puede acercarse a Dios, porque mucho tiempo antes, en el principio después de haber sido todo creado, fue ordenado al ser humano no pecar, si pecare, es decir si desobedeciere el mandato de Dios moriría, asi fue que murió y en el primer ser humano todos nacemos muertos, es decir separados de Dios (Génesis 3, Romanos 5:12-21).

Muertos, sin esperanza, condenados y miserables éramos, porque separados de Dios somos simples muertos que no pueden hacer sino solamente el mal, pero Dios, por su misericordia, nos dio vida, cuando estábamos muertos, por lo que podemos decir que Su Salvación es un favor no merecido, que nos ha concedido, pero ¿lo ha dado a todos? Para todos, pero no ha sido sino solo para la Iglesia, porque solo es aquel que por Dios se arrepiente y cree en Jesucristo que puede recibir la gracia de la Salvación. Y ¿salvos de qué y para qué? Salvos de la desobediencia, de la corriente de este mundo, de satanás, de todo tipo de mal que nos hacía vivir en un estado continuo de enemistad contra Dios, por lo que estábamos en completa condenación, y salvos para adorar en espíritu y verdad a nuestro Dios quien es digno de toda honra y gloria.

“Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.” Efesios 2: 4-7 (RVR 1960)

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