JESUCRISTO TE SUSTENTA A TI
“ Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo, no te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti.” Romanos 11: 17-18 (RVR 1960)
Las
ramas vienen de los troncos, de esa parte más visible del árbol que es
sostenida por una que en muchos casos es invisible: la raíz, el sostenimiento
de todo el árbol. Las ramas de los arboles producen hojas y se extienden en
gran manera para que las hojas puedan recibir la energía del sol, pero estas no
pueden extenderse ni crecer si están separadas del tronco, no son
independientes del tronco, porque es en el estar unidas a este tronco que
reciben los nutrientes y el agua que absorben las raíces. Esta metáfora es un
tipo de analogía que quiere enseñar al cristiano quien es, pero antes digamos lo
que no es, el cristiano no es una persona independiente, que es sostenida por
si misma, no es una rama que crece por sí misma, es decir que el cristiano es
dependiente del tronco y la raíz quien es Jesucristo, es de Él que provenimos y
somos sustentados, sin Él no hay vida, no hay nuevo nacimiento, no hay
sustento, no hay crecimiento, por lo tanto no debe jactarse de si mismo sino en
humildad honrar a Dios.
Este
pasaje no enseña que el cristiano debe exaltar al pueblo de Israel, no es este
el tema principal, aunque si debe evitar cualquier tipo de antisemitismo o de
creerse mejor que ellos, porque no lo es. El tema central del pasaje es que el
cristiano no debe pensar que es mejor que nadie, sino en humildad debe
reconocer que es en Jesucristo que es y puede crecer. Como cristianos debemos
darle gracias a Dios por el pueblo de Israel, porque por medio de ellos Dios se
reveló a nosotros, y aunque muchos de ellos lo rechazaron no todos fueron
rechazados, muchos de ellos son parte del Israel espiritual que se refiere a la
Iglesia. Este remanente del Israel étnico al igual que el resto de la Iglesia
debe reconocer que ella no sustenta al tronco y a la raíz, es decir que Jesucristo
no depende de ella sino lo contrario: la Iglesia depende de Jesucristo, porque
Él es su cabeza y raíz, Él mismo dijo “Ciertamente, yo soy la vid; ustedes son
las ramas. Los que permanecen en mí y yo en ellos producirán mucho fruto
porque, separados de mí, no pueden hacer nada.” Juan 15: 5 (NTV).
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