NO TENDRÁS DIOSES AJENOS DELANTE DE MÍ

 

 

“Entonces Dios habló todas estas palabras diciendo:

«Yo soy el Señor tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre.

No tendrás otros dioses delante de Mí.”

Éxodo 20: 1-3 (NBLA)

 

El primer principio del llamado decálogo o diez mandamientos es una clara prohibición a la idolatría, la idolatría se refiere a una adoración a algo o a alguien que no es Dios. Dios no acepta reverencia, adoración, veneración, culto o devoción sino solamente a Él, por lo tanto es necesario conocer en primer lugar quien es Dios.

 

Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo, Tres Personas y Un Solo Dios, La Trinidad, el Creador de todo el universo, el Principio y el Fin, el Soberano Redentor, el Dador de Vida, Conocer de todo, Omnipotente, Presente en todo lugar, Compasivo, entre otros infinitos más atributos que quedarían cortos para enseñarnos de Dios, pero la Biblia nos revela la voluntad de Dios para nuestras vidas como seres humanos y en los diez mandamientos que hace unos cuatro mil años atrás aproximadamente entregó Dios al pueblo de Israel nos muestra que el principal propósito del ser humano es amar a Dios sobre todas las cosas de tal manera que desechemos toda idolatría en nuestra vida.

 

“Porque aunque haya algunos llamados dioses, ya sea en el cielo o en la tierra, como por cierto hay muchos dioses y muchos señores, pero para nosotros hay un solo Dios, el Padre, de quien proceden todas las cosas y nosotros somos para Él; y un solo Señor, Jesucristo, por quien son todas las cosas y por medio de Él existimos nosotros.” 1 Corintios 8: 5-6 (NBLA)

 

No es Bíblica, por lo tanto no hace parte de la voluntad de Dios la adoración a ángeles, ni a María, ni a ningún santo (Hechos 10: 25-25; 14: 13-14; Lucas 1; 1 Corintios 12: 12; 1 Timoteo 2: 5-6; 1 Juan 5: 21; Apocalipsis 4: 11; 15: 4).

 


“No a nosotros, Señor, no a nosotros,
Sino a Tu nombre da gloria,
Por Tu misericordia, por Tu fidelidad.
¿Por qué han de decir las naciones:
«¿Dónde está ahora su Dios?».
Nuestro Dios está en los cielos;
Él hace lo que le place.
Los ídolos de ellos son plata y oro,
Obra de manos de hombre.
Tienen boca, y no hablan;
Tienen ojos, y no ven;
Tienen oídos, y no oyen;
Tienen nariz, y no huelen;
Tienen manos, y no tocan;
Tienen pies, y no caminan;
No emiten sonido alguno con su garganta.
Se volverán como ellos los que los hacen,
Y todos los que en ellos confían.”

Salmo 115: 1-8 (NBLA)

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