SOMOS POLVO Y CENIZA

Hace unos días murió un político colombiano que también fue alcalde de Bogotá, pero como escribió en un comentario otro político corrupto “una vida verdaderamente perdida”, así también han habido diferentes comentarios críticos que sostienen que el exalcalde tuvo una vida muy privilegiada, pero con todo y eso prefirió seguir el camino de la corrupción. Lo anterior, debería llevarnos a una reflexión más profunda hacia nuestras vidas, porque en Cristo lo tenemos todo, verdaderamente no nos falta nada, aun tenemos la gran bendición de tener una Biblia en nuestras manos, pero muchas veces no somos agradecidos y tomamos decisiones equivocadas.

No nos olvidemos que somos polvo y ceniza, estamos por un tiempo pero luego ya no, nuestro cuerpo y todo lo que vemos se desvanecerá con el tiempo, pero lo que no vemos para vida eterna permanece, por lo tanto tengamos cuidado de desvalorar lo que es bueno y tiene precio eterno para ir tras lo que no vale nada en la eternidad. Es necesario que nos enfoquemos bien, porque desenfocarnos, como lo hizo Samuel Moreno, el exalcalde de Bogotá puede costarnos mucho, no solo en lo económico sino también en tiempo y el tiempo sí que es muy valioso, por lo tanto no perdamos tiempo en lo que no vale y seamos agradecidos con Dios.

Otro ejemplo de una vida que tenía todo, pero a la vez nada, porque no valoró la gracia de Dios en su vida fue la vida de un hombre llamado Ravi Zacharias. Ravi sirvió muchos años defendiendo una verdad que no vivió, porque aunque escribió varios libros en defensa del evangelio, se dejó llevar por la hipocresía y una doble vida en la que se sumergió por la corrupción del pecado. Ahora, como este hombre han habido muchos en la historia, pero es necesario recordar estas vidas como una advertencia que nos lleve a tener cuidado de nosotros mismos y de la corrupción misma del pecado, porque no es posible jugar con el pecado y salir ilesos. El pecado es sucio y no deja amigos sino víctimas, su respuesta siempre es muerte, pero en Cristo y su gracia hay verdadera Vida y la esperanza de un cuerpo resucitado en donde el pecado no gobernara más en ningún área de nuestra vida.

“Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.” Efesios 6: 10-11 (RVR 1960)

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