LO MÁS COMPLICADO
Nos quejamos
continuamente, como seres humanos, porque creemos que la vida que enfrentamos
con todo y sus problemas es dura, pero en verdad no sabemos lo que decimos, más
bien deberíamos estar agradecidos a Dios porque ha sido bueno y nos ha dado una
oportunidad que no merecíamos, la oportunidad de conocerlo.
La muerte era lo que
merecíamos por nuestra perversión, reconociendo que muerte no es inexistencia
sino es existencia en la condenación infernal, es decir sufrir el pago de la
perversión, la completa separación de todo lo bueno, para recibir todo lo malo
en su estado más puro y putrefacto para siempre.
En nuestras obras y
conocimiento merecíamos la condenación, la muerte y el infierno, pero el precio
de la condenación fue pagado por Jesucristo en la cruz. Cada sudor y cada gota
de sangre derramada en la cruz fue derramada por El para que nosotros
pudiéramos vivir, pero no fueron esas gotas de sangre, ni las blasfemias de los
hombres lo más difícil que soportó Jesucristo, ni siquiera fueron los
escupitajos de los guardias romanos, ni que aun sus propios discípulos lo
abandonaron.
Lo más complicado que
tuvo que enfrentar Jesucristo no fue la cruz, no fue la muerte sino fue
soportar todo ese pecado, todo el mal de los hombres, por amor a ellos,
separándose así del Padre.
Si Jesucristo ya
enfrentó lo más complicado acaso ¿no sería lo mejor, lo más lógico y sensato
para el hombre acercarse a Dios por medio de Jesucristo, rogando su perdón y
creyendo en su Salvación?
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