LA PREGUNTA NO ES ¿ME AGRADA? SINO ¿LE AGRADA A DIOS?



“Y su padre y su madre le dijeron: ¿No hay mujer entre las hijas de tus hermanos, ni en todo nuestro pueblo, para que vayas tú a tomar mujer de los filisteos incircuncisos? Y Sansón respondió a su padre: Tómame ésta por mujer, porque ella me agrada.” 
Jueces 14: 3 (RVR 1960)
Los diferentes escalafones militares que presiden en cada país del mundo mantienen un orden de grado que se encarga de mantener la soberanía, independencia y el orden constitucional, pero bien sabemos que la corrupción desde los altos mandos, empezando por el presidente, generan un efecto dominó, llevando aun a sargentos, generales, almirantes, oficiales o suboficiales a untarse de la misma corrupción. Esta breve explicación sobre el orden de los grados o rangos militares nos permiten entender un poco mejor el caos en el que estamos viviendo actualmente.
En todo el universo existe un orden que Dios mismo estableció porque Él es el mayor de todos, nada ni nadie está sobre el Señor, eso es algo que nunca va a cambiar, aun los mismos demonios lo reconocen y tiemblan. En este orden el Eterno Dios creó a los ángeles, a los seres humanos, a los animales y a toda la demás creación. Entre los ángeles el Señor creó serafines, querubines, arcángeles y ángeles, pero creó uno que se destacaba de todos los demás, su nombre era Lucifer, pero este ser celestial, bajo su propia voluntad, empezó a robarle a Dios la gloria, rebelándose contra el Todopoderoso e induciendo a muchos otros ángeles a hacer los mismo, comandando de esta manera un ejército de ángeles que pasaron de ser seres celestiales a seres infernales cuya única esperanza está en el infierno. Al diablo no es que no le interese el orden, sino que no le agrada el orden de Dios, porque sencillamente no le quiere dar la gloria a Dios, pero, aunque no le guste, ni le agrade, ni ame a Dios, dicen las Escrituras que este ser adorara a Dios y solamente a Él servirá (Lucas 4:8).
El Señor “no es Dios de confusión, sino de paz” (1 Cor.14:33), por lo tanto, su Palabra no puede causarnos confusión sino, por el contrario, paz. Paz no es ausencia de problemas sino es ver los problemas como oportunidades, paz no es estar bien con todo el mundo sino estar bien con Dios, paz no es lo contrario de guerra sino lo contrario de confusión, porque Dios es la paz que gobierna nuestro corazón, dando claridad y orden a todos nuestros pensamientos. En paz hay orden y en este orden es Dios el Primero, de no estar Dios de primeras en nuestros pensamientos y en toda nuestra vida, actuaremos igual que satanás, mirando las cosas de los hombres y no las de Dios (Mateo 16: 23) Por tal razón es que nosotros no podemos y no debemos escoger lo mejor de lo menos peor o simplemente lo que parece bueno sino siempre lo mejor de lo mejor, es decir seguir a Cristo.
Sansón fue un hombre fuerte y valiente entre los israelitas, pero no fue obediente a Dios, entregando sus fuerzas a sus enemigos. En el ocurrió un grave problema y fue que dejó a un lado el orden de Dios, es decir, su primer lugar dejó de ser Dios para empezar a ser el mismo, sus propios intereses, por tal razón fue que no escuchó a sus padres y tomó por mujer a una extranjera (Nehemías 13: 23-27). A Sansón le agradó mucho la mujer filistea, pero la pregunta que ignoro fue ¿a Dios le agrada que este con ella? No le importó la voluntad de Dios sino prefirió seguir sus propios deseos, trayendo sobre sí mismo destrucción. La vida de Sansón debe llevarnos a reflexionar sobre nuestra vida, ¿Cómo estamos llevando la vida que Dios nos dio?, ¿si hemos sido mayordomos fieles? Y, en cada decisión que vayamos a tomar, pensemos antes de tomarla: ¿LE AGRADA A DIOS?

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