LA TERRIBLE DUDA



La duda es el peor enemigo de la fe, quien duda no cree, es débil y fácil de atacar para el enemigo. El dudar es lo que quiere producir el enemigo contra quienes hemos creído en Jesucristo. Pero en estos momentos de duda, Dios nos fortalece, no nos abandona, a menos que decidamos no seguir su voz.
Las palabras de Dios frente al desánimo están escritas en la Biblia, por lo tanto, en momentos de duda es importante acercarnos en oración ante Dios. No es tan importante lo que los demás piensen como lo que Dios piensa de nosotros, por lo tanto, agradarle a Él es nuestro primer interés.
Nuestra dirección es camino a la vida eterna, pero en este camino tenemos un enemigo que constantemente se nos opone, lanzándonos dardos de fuego,
“… tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno” Efesios 6: 14 (RVR 1995)
La fe nos fortalece, nos protege de satanás, del sistema y, aun, de nuestra propia incredulidad, por tal razón es que no podemos menospreciarla sino valorarla, alimentándola diariamente a través de nuestra comunión con Dios.
“Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.”  Romanos 10: 17 (RVR 1960)
La palabra de Dios nos enseña el consejo de Dios que permanece para siempre, por lo tanto, es menester que estemos atentos a lo que Dios nos enseña, pero no solamente pensemos en la moralidad bíblica sino anticipémonos a lo más importante en la vida de cualquier persona, con el fin de evitar caer en una mera moralidad, sin sentido. Lo primero que necesita cada ser humano es reconocer, si aún no lo ha hecho, su necesidad de nuevo nacimiento, como nos lo enseña el Señor en Juan 3.
El nuevo nacimiento no es voluntad del hombre sino de Dios, por tal razón es a Dios, a través del Camino, Jesucristo, que el hombre debe clamar, porque de lo contrario las obras tan solo serán paja, es decir que no servirán para nada en el día en el que serán probadas mediante fuego. Las obras pasan, como todo lo demás, pero quien hace la voluntad de Dios, quien se humilla ante el Señor y su Palabra, alcanzara misericordia y pasaran de condenación a vida eterna.

La incertidumbre al igual que la duda no nos permiten avanzar en el camino que Dios preparó de antemano para nosotros, por tal razón es que no podemos permitir que se arraiga en nuestra vida sino tenemos que desecharla inmediatamente a través de la fe.

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