EL SUICIDIO
Muchos ven preferible la muerte que seguir
respirando en este planeta, pero ¿realmente huirán y se libraran de aquella angustia
perturbadora al decidir quitarse la vida?
Jhon Schult nació en un hogar con comodidades
de todo tipo. Él tenía la posibilidad de viajar a cualquier parte del mundo,
estudiar en la universidad que quisiera, disfrutar de buenas amistades y, a
diferencia de Santiago (un joven universitario que se suicidó hace tres años),
nacer en una familia llena de amor, pero este joven empezó a sentir el mismo
dolor que experimentó Santiago en su corazón.
John dejó de escuchar a sus padres, Ricardo y
Ana, prefiriendo ahogarse en el lodo de la desesperación. Ana Schult recuerda
que su hijo “estaba tan desesperado por
acabar con el dolor” que buscaba cualquier medio para permanecer
constantemente contento pero no lo encontraba. John pensó que la única manera
de no sentir dolor era suicidándose y cometió su primer intento a través de una
sobredosis de pastillas. Este primer intento de suicidio entristeció en gran
manera a sus padres porque veían que su hijo no quería vivir más. Ricardo
Schult llevó a su hijo a psicólogos y psiquiatras para que le formularan un
antibiótico o una medicina para su situación pero ellos no pudieron ofrecerle
ninguna solución. Ricardo y Ana habían intentado todo lo humanamente posible
para salvar la vida de su hijo pero John prefirió morir. En abril del año 2011
John se suicida.
Ricardo Schult “ha llorado todos los días”
desde la muerte de su hijo[1].
No pienses que la felicidad es todo lo que
debemos buscar.
“Entonces
Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí
mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la
perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.”
Mateo
16: 24-25 (RVR 1960)
John, como ahora mismo lo estás haciendo tú,
escuchó del mensaje del evangelio pero no encontró la felicidad. ¿Por qué?
Porque lo recibió para estar feliz, ese fue el problema de John.
La religión y la filosofía fue creada por el
hombre para “ser feliz” pero el evangelio no nos fue entregado por Dios para
“ser feliz”. El evangelio es poder de Dios que da vida al muerto para que su
vida sea entregada a Jesucristo.
EL EVANGELIO DEL ARREPENTIMIENTO
El evangelio de la prosperidad como el
evangelio de la felicidad son un engaño de lo que verdaderamente es la vida de
un hijo de Dios (Gálatas 1:7). El verdadero evangelio, el evangelio de
Jesucristo es el evangelio del arrepentimiento.
El Evangelio es Poder de Dios porque es el
único mensaje que puede transformar vidas. Este es el mensaje del evangelio:
“Queridos
hermanos, quiero recordarles la buena noticia que les di. Ustedes la recibieron
con gusto y confiaron en ella. Si continúan confiando firmemente en esa buena
noticia, serán salvos. Pero si no, de nada les servirá haberla aceptado.
Lo
primero que les enseñé fue lo mismo que yo aprendí: que Cristo murió en lugar
de nosotros, que éramos pecadores. Tal como lo enseña la Biblia, fue
sepultado y, después de tres días, Dios lo resucitó. Primero se le
apareció a Pedro, y después a los doce apóstoles. Luego se les apareció a
más de quinientos de sus seguidores a la vez. Algunos de ellos todavía viven, y
otros ya murieron. Más tarde se apareció a Santiago, y luego a todos los
apóstoles. Por último, se me apareció a mí; a pesar de que lo conocí mucho
tiempo después que los otros apóstoles.”
1
Corintios 15: 1-8(TLA)
Este mensaje anuncia la buena noticia de la
esperanza de volver a Dios. Todas las tribus, naciones y lenguas pueden recibir
el regalo inmerecido de la Salvación por Jesucristo.
¿QUIÉN ES JESUCRISTO?
“Antes
de que todo comenzara
ya existía aquel que es la Palabra.
ya existía aquel que es la Palabra.
La
Palabra estaba con Dios,
y la Palabra era Dios.
y la Palabra era Dios.
Cuando
Dios creó todas las cosas,
allí estaba la Palabra.
allí estaba la Palabra.
Todo
fue creado por la Palabra,
y sin la Palabra nada se hizo.
y sin la Palabra nada se hizo.
De
la Palabra nace la vida,
y la Palabra, que es la vida,
es también nuestra luz.
La luz alumbra en la oscuridad,
¡y nada puede destruirla!
y la Palabra, que es la vida,
es también nuestra luz.
La luz alumbra en la oscuridad,
¡y nada puede destruirla!
Dios
envió a un hombre llamado Juan, para que hablara con la gente y la
convenciera de creer en la luz. Juan no era la luz; él sólo vino para
mostrar quién era la luz. Y la luz verdadera pronto llegaría a este mundo.
Aquel
que es la Palabra estaba en el mundo.
Dios creó el mundo
por medio de aquel que es la Palabra,
pero la gente no lo reconoció.
La Palabra vino a vivir a este mundo,
pero su pueblo no la aceptó.
Dios creó el mundo
por medio de aquel que es la Palabra,
pero la gente no lo reconoció.
La Palabra vino a vivir a este mundo,
pero su pueblo no la aceptó.
Pero
aquellos que la aceptaron
y creyeron en ella,
llegaron a ser hijos de Dios.
y creyeron en ella,
llegaron a ser hijos de Dios.
Son
hijos de Dios
por voluntad divina,
no por voluntad humana.
por voluntad divina,
no por voluntad humana.
Aquel
que es la Palabra
habitó entre nosotros
y fue como uno de nosotros.
habitó entre nosotros
y fue como uno de nosotros.
Vimos
el poder que le pertenece
como Hijo único de Dios,
pues nos ha mostrado
todo el amor y toda la verdad.
como Hijo único de Dios,
pues nos ha mostrado
todo el amor y toda la verdad.
Juan
habló de aquel que era la Palabra, y anunció: «Ya les había dicho que él estaba
por llegar. Él es más importante que yo, porque existe desde antes de que yo
existiera.» Dios nos dio a conocer sus leyes por medio de Moisés, pero por
medio de Jesucristo nos hizo conocer el amor y la verdad. Nadie ha visto a Dios
jamás; pero el Hijo único, que está más cerca del Padre, y que es Dios mismo,
nos ha enseñado cómo es él. Gracias a lo que el Hijo de Dios es, hemos recibido
muchas bendiciones.”
Juan
1: 1-15 (TLA)
Jesucristo es Dios mismo. Él fue enviado a
este mundo por la voluntad de Dios para que nosotros no nos perdiéramos sino
tuviéramos la posibilidad de ser salvos si creemos en El.
LA VIDA DE UNA NUEVA PERSONA
Somos llamados hijos de Dios por creer en el
evangelio. Creer en el evangelio es la fe que salva. La fe que da salvación es
don de Dios.
“Vosotros
sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada?
No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.”
Mateo
5:13 (RVR 1960)
No te dejes engañar al pensar que por recibir
la gracia inmerecida y maravillosa de Jesucristo para ser llamado(a) hijo(a) de Dios no vas a experimentar el
dolor o el sufrimiento. Nosotros somos la sal de la tierra pero podemos perder
sabor y razón de vivir en el momento que dejamos de luchar. La lucha no es
contra las personas, sino contra este sistema dirigido por satanás (Efesios
6:12), por lo tanto debemos vestirnos de toda la armadura de Dios (Efesios
6:13-18) y no rendirnos.
“Cuando
veo tus cielos, obra de tus dedos,
La luna y las estrellas que tú formaste,
La luna y las estrellas que tú formaste,
Digo:
¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria,
Y el hijo del hombre, para que lo visites?
Y el hijo del hombre, para que lo visites?
Le
has hecho poco menor que los ángeles,
Y lo coronaste de gloria y de honra.”
Y lo coronaste de gloria y de honra.”
Salmos
8:3-5 (RVR 1960)
Nosotros somos llamados por Dios a permanecer
firmes en medio de las pruebas (2 Corintios 12: 7-10). El derecho a dar y
quitar vida solamente le está reservado a Dios (Job 1: 21) por lo tanto es rebeldía contra Dios
asumirnos este derecho, más bien gocémonos y deleitémonos en la Santidad de La
Vida (Génesis 2: 7).
“Deléitate
asimismo en Jehová,
Y él te concederá las peticiones de tu corazón.”
Y él te concederá las peticiones de tu corazón.”
Salmos
37: 4 (RVR 1960)
Nosotros fuimos llamados por su gracia por lo
tanto no la despreciemos sino disfrutémosla. Que te falte el dinero, que te
falten amigos, que te falte estudio, que te falte la comida pero que nunca te
falte Jesucristo. Jesucristo debe ser el centro total de tu vida.
“Mira,
yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal; porque yo
te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus
mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado,
y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión
de ella. Mas si tu corazón se apartare y no oyeres, y te dejares extraviar, y
te inclinares a dioses ajenos y les sirvieres, yo os protesto hoy que de cierto
pereceréis; no prolongaréis vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando
el Jordán, para entrar en posesión de ella. A los cielos y a la tierra llamo
por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte,
la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu
descendencia”
Deuteronomio
30: 15-19 (RVR 1960)
Deja todo lo que hace parte de tu desastrosa
vida atrás para seguir a Jesucristo.
Reconcíliate con Dios por medio de Jesucristo para disfrutar la plenitud
de la vida.
“No
os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?
Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe
que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de
Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os
afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a
cada día su propio mal.”
Mateo
6: 31-34 (RVR 1960)
Desfallecer es fácil porque constantemente
estamos bajo la presión de este sistema pero no debemos dejar deprimirnos, sino
aferrarnos al amor de Dios que todo lo puede.
[1] Los verdaderos nombres
fueron cambiados