NO MÁS FABULAS


Las fabulas son inventos literarios, fantásticos e irreales, que dejan a muchos pensando, porque tiene una reflexión o  argumentación. Estas breves composiciones literarias transfiguradas principalmente en películas, llaman, a una gran mayoría, más la atención que la misma palabra de Dios, llegando aun a reemplazarla. Estamos en una época donde se nos ha olvidado de donde nos sacó el Señor, porque lo hemos excluido de nuestras conversaciones y hemos preferido vivir en una vida en la que las moralejas y la moralidad priman sobre cualquier otra cosa.
El Señor en su Palabra nos enseña que la ley no es para condenar sino para reconocer al pecado, a fin de ser convencidos de justicia y de juicio, lo cual nos llevará a un arrepentimiento sincero, creyendo en Jesucristo como Señor y Salvador. Y quien tiene a Jesús como su Señor, no regresara de donde lo sacó El, porque vivirá en esa fe que actúa mediante el amor. A nosotros no se nos ha encomendado predicar fabulas sino la Palabra de Dios, esperando con amor la venida de Jesucristo.
La perseverancia y la constancia integran a esa fe que camina con el amor, por lo tanto, no debemos desfallecer ni dejarnos vencer frente a la tentación de seguir las palabras cómodas y sin fruto de las fabulas. Nuestra convicción hacia la Palabra de Dios debe llevarnos a rechazar toda clase de fabulas que quieren interponerse frente a lo que el Señor ha dicho.
La oración es parte de la adoración a Dios, por lo tanto nos fortalece en nuestra comunión con el Señor, lo cual nos hace menos propensos a caer en una vida de solo fabulas, irreal y fantástica. Si comenzamos bien, con la palabra de Dios como nuestro manual de vida, entonces ¿Por qué muchas veces terminamos rechazando las escrituras?
“¡Oh Gálatas insensatos! ¿quién os fascinó, para no obedecer á la verdad, ante cuyos ojos Jesucristo fué ya descrito como crucificado entre vosotros? Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, ó por el oir de la fe?” Gálatas 3: 1-2 (RVA)
La razón por la que muchos se han apartado de la verdad es que desde un principio recibieron la Palabra de Dios como una fábula, en vez de por fe. La fe proviene de Dios, es tal la razón que sin un nacimiento de nuevo las palabras de la Biblia tan solo serán una buena moraleja.

RECOMENDACIÓN DE LECTURA BÍBLICA:
-      Gálatas 5: 1-6

-      2 Timoteo 4: 1-8


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