NO NOS ENFOQUEMOS EN LOS PROBLEMAS


El mirar los problemas no nos llevara a ningún buen término. Es como si piloteáramos un avión solo viendo el panorama nublado hacia nuestro destino, eso ocasiona que nos perdamos en cualquier sendero, que la gasolina se acabe y que el avión se caiga por falta de combustible. Así ocurre con nuestra vida cuando nos enfocamos solamente en los problemas.
En nuestro caminar habrán muchos momentos nublados donde los problemas querrán distraernos del sendero que estamos transitando, pero no podemos perder la mirada hacia nuestro destino. La humanidad no fue predestinada a las tinieblas y oscuridad sino a estar con el Señor por la eternidad, por lo tanto, es este el camino que no debemos olvidar.
El sabio Salomón, con la sabiduría que le dio Dios, escribió:
“El que al viento observa, no sembrará; y el que mira a las nubes, no segará.” Eclesiastés 11: 4 (RVR 1960)
El mirar las nubes o el viento no hará que las cosechas se mejoren, así como el enfocarnos en los problemas no nos ayudaran a resolverlos. Por lo tanto, no nos preocupemos por las circunstancias, aunque adversas se vean, sino descansemos en el Señor, recordando las palabras que aun hoy nos dice:
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.”
Mateo 11: 28-30 (RVR 1960)
Jesucristo nos promete descanso para nuestras almas si vamos ante el dejándole esas cargas que están mutilando nuestro cuerpos cansados y abatidos. Es por tal razón de fe que podemos concluir que no es bueno que nos turbemos por los problemas sino es necesario para nuestra vida descansar en el Señor Jesucristo y avanzar en el camino que se nos ha predestinado, aunque el panorama torne gris.


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