¿LE VA BIEN A QUIEN CONFÍA EN DIOS?


Los testimonios o historias reales de personas reales son evidencia de que quien cofia en Dios le va bien, pero quien confía en algo o alguien más, llámese ideología, persona, poder o dinero, entonces no es digno de disfrutar las bendiciones eternas de Dios.
Daniel, siendo príncipe de Israel, fue cautivo en Babilonia por Nabucodonosor, pero propuso en su corazón no contaminarse de toda perversidad que practicaba este pueblo, porque confiaba en Dios. Eso fue causa de que sus enemigos lo quisieran ver muerto. El, ya muy anciano, fue puesto gobernador por Darío, habiendo solo tres gobernadores, pero Daniel mismo era superior a estos gobernadores y sátrapas, porque tenía un espíritu superior, ya que confiaba en Dios. Ellos, como no tenían con que inculpar a Daniel, entonces inventaron una ley. Esta ley decía que todo aquel que pidiera a cualquier dios u hombre fuera de Darío seria echado en los fosos de los leones. Le mintieron al rey Darío diciéndole que todos los gobernadores, sátrapas y príncipes estaban de acuerdo con esta ley, porque Daniel no estaba de acuerdo y, el al escuchar que este edicto había sido firmado por el rey, abrió las ventanas de su habitación que daban a Jerusalén, se arrodilló y adoró a Dios, rogándole por su pueblo. Sus enemigos le acusaron porque Daniel no se sometió a esta ley sino adoró a Dios, por lo tanto fue llevado al foso de los leones, pero Daniel confió más en el Señor. Eso fue testimonio para muchos, porque Dios lo cuidó, no lo entregó en manos de sus enemigos. Los leones no le hicieron daño porque Dios les cerró la boca ante Daniel, pero no ante aquellos que acusaron a Daniel.
No nos preocupemos por lo que el hombre pueda hacernos porque tenemos a Dios, quien es mucho mayor y no nos abandonara si confiamos en El.
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.”
Filipenses 4: 6-7 (RVR 1960)
Los afanes de este siglo, el tiempo, la carrera, y muchas otras cosas pueden estar angustiándonos en este momento, pero debemos confiar en Dios, dejándole todas estas cargas delante de Él, porque solo Dios puede traer descanso a nuestra alma.

No es fácil el camino de quien ha puesto su confianza en Dios, porque hay obstáculos, batallas y guerras que enfrentar que solo serán posibles vencer al poner la mirada en Cristo Jesús, pero definitivamente es lo mejor. Todo aquel que confía en Dios no solo tiene promesa para este siglo sino para el venidero, es decir que no solo le va a ir bien en esta tierra sino en la que nos ha sido prometida. Y, aunque fallemos, pequemos, erremos, y nos equivoquemos, Dios es fiel, por lo tanto en Dios podemos estar seguros.


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